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Fenómeno El Niño seguirá hasta abril y con lluvias muy fuertes [Mapa interactivo]

Científicos advierten que el mar está 7 grados más caliente de lo normal y, si el cambio de estación no baja la temperatura, las lluvias continuarán.


Mariella Sausa

Mariella Sausa

La emergencia por las fuertes lluvias que azotan el territorio peruano y han dejado hasta el momento 62 personas fallecidas amenaza con extenderse en los próximos meses. Los científicos atribuyen esta situación al fenómeno El Niño costero, el cual empezó a mediados de enero en la costa de Perú y Ecuador y ha causado que el agua del mar alcance temperaturas pico de hasta 29 grados Celsius, siete grados más de lo que debía registrarse en esta época del año.

Según el Comité Multisectorial Enfen –que monitorea dicho fenómeno– El Niño costero continuará hasta el mes de abril con una magnitud moderada y con una alta probabilidad de lluvias muy fuertes en las zonas medias y bajas de la costa, principalmente en Tumbes, Piura y Lambayeque. El evento irá reduciéndose con el cambio de estación.

De acuerdo con la información del Enfen, el agua del mar en esta temporada se mantendrá entre 28 y 29 grados Celsius y es muy probable que en Piura las precipitaciones alcancen una magnitud comparable a la de El Niño de 1925, la tercera más alta del último siglo después de 1998 y 1983.

Grinia Ávalos, subgerenta de Prevención Climática del Senamhi, explicó que precisamente la evaporación del agua caliente del mar frente a la costa es la que causa las intensas lluvias que se están registrando en estas últimas semanas. Refirió que, aunque es usual que en verano la temperatura del mar aumente, esta vez se ha incrementado mucho más de lo habitual, causando impactos. Ello porque los vientos del sur que suelen enfriar el mar están debilitados y la onda Kelvin fría que se desplaza a la costa sudamericana no es suficiente para disipar las anomalías cálidas.

“En algunos puntos de Piura, por ejemplo, las lluvias ya han superado el 1,000%. Lo que quiere decir que si para esta temporada tenía que llover 400 milímetros, está lloviendo 10 veces más”, dijo.

La meteoróloga advirtió que, debido a que aún no termina el periodo lluvioso, las fuertes precipitaciones seguirán presentándose en el norte del país, pero la transición del verano al otoño debería contribuir a que el mar se enfríe y que las condiciones climatológicas mejoren.

PANORAMA INCIERTO

Sin embargo, para el científico de la Universidad de Piura Manuel More, el panorama es mucho más grave, pues resulta poco probable que los eventos climatológicos que se producen habitualmente en el cambio de estación logren disminuir la elevada temperatura del mar en poco tiempo.

“La masa de aire caliente que está frente a la costa peruana abarca desde Punta Sal hasta 986 millas mar adentro y hay otra lengua de agua caliente en forma perpendicular que va desde latitud 0, al frente de Ecuador, hasta el puerto de Salaverry (La Libertad). La situación es muy preocupante porque mientras esa masa siga presente en la costa, traerá como consecuencia lluvias más intensas y con mayor frecuencia que antes”, explicó.

More sostuvo que por lo general los fenómenos El Niño disminuyen su intensidad con el cambio de estación de verano a otoño. El único que no respetó la estacionalidad fue el evento del 82-83, que terminó en julio de ese año y fue extraordinario. “Estamos en otro escenario porque hay una gran variabilidad climática y este no es un fenómeno usual. En el caso de que El Niño costero no respete ese cambio estacional, vamos a tener un evento de mayor intensidad y magnitud que podría extenderse todo el año y hasta irse al Pacífico ecuatorial”, señaló.

En ese sentido, explicó que a diferencia de casi todos los fenómenos El Niño, que nacieron después del verano, es decir entre mayo y junio, El Niño costero nació en enero. “Si sigue el patrón, al igual que los otros, demorará un año en formarse y terminar. Entonces si decimos que este fenómeno recién nació en enero, podemos decir también que recién está desarrollándose y que aún falta lo mejor”, aseveró.

¿EL NIÑO CONTINENTAL?

Según el científico, El Niño costero ya está afectando la zona de El Niño 3 y podría continuar a El Niño 3.4, que es la zona donde la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, en español) monitorea el fenómeno El Niño a nivel continental. “En ese contexto, el mejor escenario para el país sería que el cambio de estación ayude a que las condiciones climatológicas cambien y, aunque la temperatura del agua de mar siga elevada, ya no se presenten lluvias. Pero de no ser así, se presentará un evento El Niño de dimensiones mucho más grandes”, advirtió.

More dijo que si el mar sigue caliente y no se enfría, también se corre el riesgo de que se vuelva a presentar un evento El Niño en el 2018.

“La situación aún es peligrosa. Si los vientos alisios empiezan a aumentar su intensidad al igual que el Anticiclón del Pacífico Sur, tenemos la esperanza de que este fenómeno baje su intensidad. Sin embargo, frente a Chile, donde está el Anticiclón del Pacífico Sur, el mar también está caliente y por eso la atmósfera no lo deja repotenciarse. Al debilitarse, los vientos caen y la corriente peruana de Humboldt, que va de sur a norte, no tiene la fuerza y dinamismo para contrarrestar lo que está pasando”, manifestó.

LA COSTA SE TROPICALIZA

Por su parte, el general EP Jorge Chávez Cresta, vocero del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), señaló que, según las investigaciones de los científicos de dicho comité, el cambio climático está tropicalizando el clima de la costa. Señaló que, aunque ese cambio será beneficioso porque traerá más agua a las ciudades, la población no está preparada.

“No estamos preparados para eso. Las zonas costeras de Lima e incluso de Tumbes, Piura, Lambayeque o Trujillo no tienen sistemas de drenaje. Las lluvias, aunque no son fuertes, dejan las calles anegadas y eso debe cambiar porque los fenómenos nos están enseñando que de acá a 15 o 20 años, el clima de la costa será tropical y las lluvias serán cada vez más recurrentes”, indicó.

Chávez enfatizó que ante esa situación se debe trabajar en el rediseño de las ciudades costeras para garantizar el encauzamiento de los ríos, así como sistemas de drenaje eficientes en las ciudades, alcantarillas y puentes adecuados en la infraestructura vial y la adaptación de las casas con techos a doble caída de agua. “La etapa de reconstrucción debe tener en cuenta estas consideraciones”, aseveró.


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