Carlos Castillo
@cdcastillin
La noche del martes 17 de diciembre de 1996 quedará registrada en la memoria de los peruanos como una de las noches más largas de la historia. Un comando del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) burló toda seguridad y asaltó la residencia del embajador Morihisa Aoki, donde políticos, empresarios, magistrados, diplomáticos y militares compartían una recepción. Nadie pudo dormir tranquilamente esa noche.
El embajador había dado la bienvenida a más de 600 invitados que asistían a las celebraciones por el 63 cumpleaños del emperador de Japón Akihito. Aoki y su esposa recibieron desde las 7:30 p.m. a las personalidades. Por la puerta ingresaron, entre otros, el canciller Francisco Tudela; el ministro de Agricultura, Rodolfo Muñante; seis congresistas, Alejandro Toledo; el presidente de la Corte Suprema, Moisés Pantoja; y, cómo obviarlo, el magistrado Carlos Giusti.
Poco antes, una ambulancia había doblado por la calle Marconi, San Isidro, la primera paralela a la cuadra dos de Thomas Alva Edison –donde se encontraba la residencia– y sus dos tripulantes saludaron a los policías a cargo del primer control de las tarjetas de invitación. Se estacionaron detrás de la residencia.
Dentro de la ambulancia había otros 12 emerretistas. Al menor descuido de la seguridad, los 14 salieron del vehículo, abrieron un boquete en unos de los muros que da al interior de la residencia y penetraron a los jardines disparando al aire ráfagas de fusil AKM. Eran las 8:20 p.m.
El jefe de la misión de la Cruz Roja Internacional, Michel Minnig, se ofreció como mediador entre rehenes y captores. Los terroristas aceptaron y se permitió la salida de mujeres, personas de la tercera edad y personal de servicio. Entonces salieron la madre y la hermana del entonces presidente Alberto Fujimori.
Transcurrían las horas y una llamada telefónica a un canal de televisión informó sobre la situación de los rehenes. Se identificó como “Hermenegildo Huertas” y exigió la liberación de emerretistas presos.
Poco después se confirmó la identidad del cabecilla: Néstor Cerpa Cartolini, quien llegó a amenazar con asesinar a un rehén cada hora, comenzando por el canciller Tudela.
Fue el punto de partida de la más grande crisis de rehenes que vivió el Perú. Nuestro país fue centro de la noticia a nivel mundial. Fueron 126 días de cautiverio hasta la tarde del 22 de abril de 1997, cuando un comando del Ejército llevó a cabo el operativo ‘Chavín de Huántar’ que rescató con vida a 71 de los rehenes que aún permanecían bajo el control de los emerretistas. El resultado fue dos comandos, un rehén –el doctor Giusti– y los 14 emerretistas muertos.
DATOS
- Uno de los rehenes, el almirante en retiro Luis Giampietri escribió el libro Rehén por siempre, en el que relata su experiencia en el cautiverio.
- Alejandro Toledo y Javier Diez Canseco solo permanecieron unos días en la residencia. Los otros cinco legisladores permanecieron todo el cautiverio.
- El recordado sacerdote Juan Julio Wicht rechazó la liberación y se quedó los 126 días como rehén.
- Pedro Fujimori, hermano del entonces presidente, fue otro de los rehenes.
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