Ni 9 ½ semanas ni 50 sombras de Grey son grandes películas. Sin embargo, una y otra trascendieron en la sociedad con treinta años de diferencia. El cine es así, y el cine erótico más. Pero hubo otras películas que volvieron locas a otras generaciones.
ANTES Y DURANTE EL CÓDIGO HAYS
El Código Hays de censura de Hollywood fue impuesto en 1934. Un año antes, Greta Garbo encarnó a una monarca bisexual y sueca en Queen Christina, y ese mismo año Jane nadó desnuda en la secuela del Tarzán de Johnny Weissmuller, Tarzan and his Mate (aunque no lo hizo la adorable actriz Maureen O’Sullivan, sino la nadadora olímpica Josephine McKim).
Los desnudos no eran extraños en el cine mudo y estrellas como Clara Bow o Jean Harlow gustaban de realizarlos.
A partir de la instauración del Código, el público tuvo que contentarse con intuir: así, el striptease de guantes de Rita Hayworth en Gilda (1946) causó conmoción en su época, igual que el torso sudoroso de Marlon Brando en Un tranvía llamado deseo (1951).
El erotismo masculino fluyó con mayor permisividad en muchos filmes de Hollywood: en la inolvidable Picnic (1955) se podía disfrutar de un pletórico William Holden mostrando su torso desnudo, mientras los espectadores debían conformarse con que su coprotagonista Kim Novak solo desnudase sus pies… por suerte, el cine británico era pródigo en topless en esa misma década.
LOS DESCARNADOS 70
A finales de los 60 ya se empezó a incumplir el código: Kirk Douglas y Charlton Heston son dos de los actores que pusieron de moda enseñar el trasero en sus grandes producciones, al igual que Jane Fonda mostraba sus senos en Barbarella (1968).
Pero fueron los años 70 los que más transgredieron en toda la Historia del Cine: rompió el fuego Bertolucci con su arrebatadora historia de amour fou con coartada intelectual El último tango en París (1972), mostrando a una jovencísima Maria Schneider ofrecida a un torturado Brando en una discutida secuencia de sodomización.
Asimismo, la francesa Emmanuelle (1974) supuso un hito al escenificar las presuntas aventuras liberales de la autora de la novela original e instituyó la primera película deliberadamente erótica que conmovió (o excitó) al mundo entero. Incluso obtuvo su versión afroamericana no oficial en Emmanuelle nera (1975) con la dulce indonesia, hoy italiana, Laura Gemser.
La franco-japonesa El imperio de los sentidos (1976) y la en su momento vilipendiada Calígula (1979) redondearían la década más erótica del cine con sendas incursiones en el sexo escabroso. La primera incluye una amputación (figurada) de pene y la segunda a Helen Mirren feliz en su traje de Eva aliñando algunas secuencias porno: su atmósfera malsana ha influido altamente en títulos actuales, como la extraordinaria serie Spartacus.
MÁS QUE NUEVE SEMANAS Y MEDIA
Los 80 fueron una década muy divertida, pero marcaron el retorno de Hollywood a la mojigatería fílmica en cuestiones eróticas. Así, 9 ½ semanas podría considerarse en verdad un videoclip eterno de erotismo absolutamente light, que ennoblece con su dirección el incomprendido esteta Adrian Lyne y sus bellos protagonistas, Mickey Rourke y Kim Basinger. Lyne daría lo mejor de sí once años más tarde con Lolita, superando a Kubrick en sensibilidad y comprensión del clásico literario.
El mérito de 9 ½ semanas estriba en su éxito arrollador, marcando tendencia y casi un subgénero, y consolidándose como una fórmula que se ha repetido periódicamente.
De nuevo tuvo que ser un europeo el que subiera el listón de permisividad hollywoodense: el gran Paul Verhoeven brindó una mezcla perfecta de frivolidad y osadía con su Showgirls, que indignó a puritanos y feministas por igual, pero que ha terminado siendo reivindicada por la comunidad gay.
Hoy, 50 sombras de Grey pone patas arriba al público con su sadomaso descafeinado, mientras Lars von Trier se atreve con coitos explícitos en Nymphomaniac y solo consigue hacernos aborrecer el sexo.
DATOS
- La novela original de 9 ½ semanas es mucho más dura: el personaje de Kim Basinger se pasa la mayor parte del tiempo esposada a una mesita y termina hospitalizada.
- Basinger declaró entonces que sus escenas íntimas con Rourke fueron como “besar un cenicero”. En 2011, Rourke confesó que durante el rodaje volvía cada noche a casa con una erección.
- Pese a lidiar con la dominación masculina, tanto 9 ½ semanas como 50 sombras de Grey fueron novelas escritas por mujeres y best-sellers entre un público mayoritariamente femenino.
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