El sexo es una cosa seria. Seria, pues implica aspectos emocionales, morales, sanitarios, entre otros, que no deberían ser tomados a ligera. Sin embargo, esto no significa que todo encuentro sexual deba ser una ceremonia protocolar, mecánica y libre del goce. Al contrario, la dimensión lúdica y hedonista del sexo es una de las razones por las que aún se sigue explorando, escribiendo y hablando con tanta pasión sobre este tópico.
El sexo es una cosa seria, cierto, pero las puertas están abierta para el sentido del humor. Este es un ingrediente clave para disfrutar al máximo la experiencia íntima.
Pensemos en situaciones puntuales. ¿Es posible que alguien use un disfraz erótico sin tener sentido del humor? Es posible, claro, pero lo más probable es que esa persona solo lo haga para complacer a su pareja.
Hay mujeres que, tras ponerse el traje de la Mujer Maravilla o Cheetara de los Thundercats, se sienten incómodas frente al ser amado. Están serias, avergonzadas, se sienten torpes y nada sensuales. ¿No sería distinto disfrazarse con convicción y, sobre todo, con la disposición a reírse de sí misma?
La actitud y la autoconfianza pueden convertirse en afrodisíacos muy potentes, mientras que el desgano, la actitud “hago esto por compromiso” y la falta de humor no hacen nada más que destruir el ambiente sexual.
El sexo es una cosa seria, por supuesto, pero las risas están bienvenidas. Más que bienvenidas, a decir verdad, pues muchas veces se convierten en condimentos eróticos.
Por ejemplo, piense en las cosas que salen mal en la cama. Recuerde ese rodillazo que le metió a su pareja cuando intentaba cambiar de pose, o la mordida que le dio en una zona muy sensible.
La risa puede ayudar a bajar la tensión negativa de estos “bloopers” y, más bien, incorporarlos como parte del juego erótico: en vez de ser obstáculos que congelan la pasión, serán momentos para relajarse y estimular la complicidad íntima. Ojo, solo funciona si ambos tienen un buen sentido del humor.
El sexo es una cosa seria, obviamente, y hay que prepararse. Pero prepararse para no tener miedo a la diversión. Tener sentido del humor implica ser travieso, curioso y arriesgado. De hecho, explorar alternativas poses nuevas, juguetes, lugares para hacer el amor que no sean la cama es una actividad que nace no de la razón o de la intelectualidad, sino de la emoción, de las ganas de gozar en pareja.
Es por ello que cultivar y potenciar el sentido del humor es una tarea importante, mucho más que aprender una nueva pose o comprar “pastillitas”, como dice el comercial televisivo.
DATOS
- Según el psicólogo evolutivo Geoffrey Miller, el sentido del humor es, para las mujeres, un elemento decisivo a la hora de elegir pareja.
- El sentido del humor, paradójicamente, puede ser motivo de malos entendidos. Hay personas que no entienden el sentido del humor de sus parejas y hasta pueden sentirse ofendidas. Cuidado con eso.
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