“Si este mundo fuera solo de hombres, hubiera bastado la guerra y el sexo, y tal vez el fútbol. Pero a las mujeres esto no les bastaba y entonces tuvieron que inventar el amor”, declaró el filósofo francés André Comte-Sponville en una entrevista concedida al diario ABC en 2012.
Lo que plantea el pensador es interesante, sobre todo porque vivimos en un mundo donde el sexo y el amor parecen elementos cada vez más desconectados. Repensar cómo enriquecer la vida sexual requiere tomar en cuenta al amor, el combustible que, en una relación de pareja, eleva el nivel de conexión física y emocional.
“Antes que como amantes o como amigas, las mujeres han inventado el amor por ser madres, y luego se lo han enseñado a los hombres, y estos se han ido humanizando, aprendiendo el amor”, apunta Comte-Sponville.
En efecto, es el amor lo que hace que un hombre, en vez de olvidarse del orgasmo de su pareja o quedarse dormido después del coito, dedique tiempo y esfuerzo a complacer. A ser humano, precisamente.
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