¿Cuál es el peor error que pueden cometer los padres a la hora de preparar la lonchera de sus hijos? Pues, hacer lo fácil: armar una lonchera con jugos envasados, golosinas y otros productos con alto contenido de azúcar.
“Hay que tener mucho cuidado con el azúcar. Además de que eso contribuye al sobrepeso, los pone hiperactivos”, señala Karla Gutiérrez, nutricionista de la clínica Javier Prado. La especialista considera que la lonchera de un niño debe cubrir apropiadamente su demanda energética. Por ello, afirma que hay tres grandes componentes que deben respetarse. El primero: un sándwich con proteínas. Puede ser pollo, jamón de pavo, atún, entre otros. El segundo: una fruta. “Lo ideal es mandarla entera, no picada, a fin de que no pierda sus propiedades. De preferencia, que sea una fruta fácil de comer”, anota Gutiérrez. El tercero: refresco de frutas. Que sea natural y bajo en azúcar, por favor. Además de hidratar, aporta una dosis importante de vitaminas.
Ojo, las porciones se deben regular en función del gasto energético de los niños. Por ejemplo, a un menor que va a inicial le conviene un sánguche, una sola fruta y un refresco. “En cambio, para un escolar que está toda la mañana estudiando, el sánguche debe ser contundente. De hecho, la porción de proteína se puede aumentar incluyendo un huevo, digamos. Asimismo, hay que agregar una fruta más. Y si ese día tiene alguna actividad física, se sugiere adicionar, como mínimo, medio litro de agua”. Para tomarlo en cuenta.
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