Año 1985. La selección peruana de fútbol jugaba contra la selección argentina liderada por Diego Maradona. Ambos equipos disputaban un cupo para la Copa Mundial del año siguiente. Lo imborrable de ese partido: la marca personal del peruano Lucho Reyna contra Maradona.
Pocas veces en el fútbol se ha visto una marcación tan implacable. Reyna siguió al argentino por toda la cancha, impidió que reciba la pelota, le cometió faltas de todo tipo. “El Diego”, asfixiado, no pudo lucirse ese día.
El resultado ya lo sabemos: mientras que Maradona clasificó a México 86 y fue campeón, a Reyna se le recordará por ser el espeso futbolista que intentó anular al mejor “diez” de todos los tiempos.
MUCHO ‘PRESSING’
Lo cierto es que, en el amor, hay hombres y mujeres que actúan como Lucho Reyna. Amantes que ejercen una marcación estricta sobre sus parejas. “Saliste hace dos horas del trabajo, ¿por qué te has demorado tanto en llegar?”. “No me has dado tu contraseña de Facebook. ¿Cuándo me la das?”. “¿Quién es el tal Jorge que tanto te llama?”. “Me tienes que acompañar a comprar ropa”.
Frases así son para saturar a cualquiera. “Es horrible sentir que debes hacer todo con tu pareja y no tener tiempo para ti. Fueron cinco meses de cárcel emocional”, cuenta Rafaela (29). “Por un momento me sentí bien. No sé, los celos de tu pareja a veces te hacen sentir querido, ¿no? Pero llegó a un punto insostenible. ¡Quería que hagamos todo juntos!”, cuenta Gerson (31).
“Reyna me hace acordar a mi ex esposa. En el fútbol soy más malo que el ‘Cóndor’ Mendoza, pero me imagino cómo se debe haber sentido Maradona. Muy celosa, no me soltaba para nada”, confiesa Marco Eduardo (37).
A ZAFARSE DE LA MARCA
Para la psicóloga clínica Martha Leiva, el amor que hace daño ya no es amor. Resulta obvio decirlo o ponerlo en papel, pero la verdad es que muchas personas no tienen claro el asunto y siguen en relaciones absorbentes.
Las personas se unen a otras, en términos románticos, para compartir tiempo, cariño y experiencias. Sin embargo, el exceso causa malestar. Y dicho exceso, por cierto, está alimentado de inseguridad. Ser controlador en una relación amorosa es síntoma, por lo general, de baja autoestima. Otras causas, según Manuel Saravia, psicoterapeuta del Instituto Guestalt de Lima, son las experiencias negativas. “Papá o mamá, quizás, fueron infieles. O, tal vez, ha tenido relaciones tormentosas. Son traumas que dejan huella”, afirma el especialista. Pero, ojo, no solo está mal el “absorbente”, sino también el que se deja absorber.
DATOS
- ¿Cómo detectar si estás siendo absorbido por tu pareja? Una señal: si cada vez ves menos a tus amigos y tu familia. Sin darte cuenta, has cambiado tus prioridades sociales.
- Otro indicador: si te sientes aliviado cuando tu pareja tiene que hacer un viaje corto y te das cuenta que tienes tiempo para hacer lo que quieras. Cuidado.
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