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El otro lado de las fantasías sexuales

Disfraces, bailes eróticos, poses extrañas. Para muchas personas, son condimentos que enriquecen la vida sexual. Para otras son elementos sobrevalorados. A continuación, testimonios de mujeres que ayudan a entender cómo son las fantasías a la hora de hacerlas realidad

(Internet)
(Internet)

“Solo me he disfrazado una vez en mi vida. Será la última”, afirma Camila (35), una limeña que lleva seis años de casada. “No es que no me haya gustado la experiencia. Creo que para probar y jugar está bien, pero hacerlo una costumbre sería aburrido. Además, se cae en el cliché, ¿no? La mayoría de mujeres quiere ser enfermera sexy, policía sexy, diablita sexy. Qué poca imaginación”, apunta.

María (27), por su parte, cuenta que vio un reportaje televisivo sobre pole dance. Ella, siempre dispuesta a probar nuevas cosas con su novio, tomó nota del número telefónico de la instructora. Llamó a los pocos días y se inscribió.

“Fue divertido pero muy exigente, sobre todo porque no hacía ejercicios desde la secundaria. Igual, fui una buena alumna”, confiesa María.

“La primera noche que monté mi espectáculo privado, mi esposo se quedó con la boca abierta. Aunque debo admitir que es un recurso esporádico, máximo lo uso una vez al mes. ¡Ni que fuera Nadia Comanecci para estar doblándome todas las noches!”.

PONTE ASÍ
Otro tópico recurrente: las posturas sexuales. Existen libros que explican cómo ensayar 100, 200, 300 poses. Sin embargo, ¿qué opinan las mujeres al respecto?

“No es real. Se ve muy bien en el papel y, en fotos, mucho mejor, pero una pareja normal puede vivir tranquilamente con tres o cuatro poses básicas y unas cuantas variaciones”, asegura Roxana (42).

“Es obvio que todas sentimos el bichito de la curiosidad. ¡Encima, los nombres de algunas poses son tan graciosos! Pero, sinceramente, hacer una pose exótica no es garantía de mayor placer”, dice Milagros (26).

“La pareja debe enfocarse en encontrar los movimientos idóneos para que ambos gocen. ¿De qué sirve hacer la pose del ‘acordeón’ o la del ‘dragón volador’ si no llego al orgasmo? Prefiero mil veces una pose sencilla pero bien hecha”, explica Teresa (33).

GRITOS DE MÁS
“Conversando con mis amigas, hemos llegado a una conclusión: no siempre gemimos por placer”, revela Noelia (31). “O sea, hay veces en las que te dan ganas de gritar porque tu pareja se está moviendo bien, pero la mayoría de veces es por histrionismo”, añade.

“Los únicos gritos sinceros son los provocados por un súper orgasmo o por un dolor bien intenso”, dice Cecilia (29).

“Mi esposo me propuso hacer sexo anal. Acepté por curiosidad. El tema es que, para disfrutarlo sin lamentos, hay que prepararse bien. ¡Los hombres creen que el asunto es fácil y glamoroso como en las películas para adultos! Créanme, no todas las mujeres gozamos con eso. Yo grité de dolor”, agrega.

DATOS

- Para el periodista y escritor Christopher Hitchens (1949 – 2011), los picnis, las langostas, el champagne y el sexo anal eran las cuatro cosas más sobrevaloradas.

- El 87% de mujeres gime durante el sexo para fortalecer la autoestima del hombre, asegura un estudio de las universidades de Lancashire y de Leeds (Reino Unido).


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