Ernesto era un chico muy dedicado a sus estudios, pero también se daba tiempo para divertirse con sus amigos. Era el único de su grupo que no tenía enamorada, y solía decir que aún no había conocido a la mujer que le hiciera perder la cabeza. Un buen día, una de sus amigas le presentó a Johanna y, apenas la vio, quedó prendado de ella.
Semanas después, él no pudo ocultar más sus sentimientos. Le obsequió un ramo de rosas y le declaró su amor. Ella pegó un grito de emoción y desde ese momento no se desprendió de él.
Ernesto correspondía con un beso, una sonrisa o un efusivo abrazo por cada detalle que Johanna le llevaba en sus citas. Podía ser un peluche, un llavero con su nombre, una carta, un pastel preparado por ella, una tarjetita y otras cosas. Todo eso lo hizo sentirse un hombre frío y poco detallista.
Los días, semanas y meses transcurrían en medio de detalles por parte de Johanna hacía Ernesto, y en el dormitorio de él ya no cabía ningún otro regalito. El estudiante se sentía el hombre más querido, pero también sentía que se asfixiaba con tantas muestras de cariño.
Ernesto llegó a cansarse: le molestaba que ella fuera muy melosa. El tiempo que pasaban juntos, ella lo tenía abrazado del cuello, de la cintura, del brazo. Cuando él retornaba a su casa, recién en ese momento se sentía liberado. Se estaba dando cuenta de que ya no soportaba a Johanna.
Buscó la forma de hacerle saber a su enamorada que no siguiera con tantas muestras de cariño. “Mi amor, me gustan todos tus detalles, pero debes guardarlos para momentos muy especiales, para vivir más emociones. No te molestes”, le dijo.
Johanna se echó a llorar. Creyó que todo este tiempo se había portado como una tonta. Le reclamó a Ernesto por qué había tardado tanto en hacérselo saber.
EL CONSEJO
Al respecto, la psicóloga Carmen Sánchez afirma que los detalles son expresiones para demostrarle al ser amado lo importante que es en nuestras vidas. Pero hay que tener cuidado de que se vuelva una monotonía porque se podría perder la magia y, de cierta forma, la otra persona se puede sentir asfixiada.
SABÍA QUE
- Existen ocasiones en las que el exceso de cariño hacia tu pareja puede ser asfixiante. Lo importante es que ambos dialoguen y digan qué cosas son las que les gustan y cuáles las que les incomodan.
- El sobredimensionar las expresiones de cariño también puede ser un reflejo de inseguridad.
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