La cercana amistad entre Lesly y Enrique se convirtió –después de más de dos años– en un sincero amor de pareja. Se conocían a la perfección, así que, cuando decidieron iniciar su romance, todo funcionaba muy bien. Ella conocía los gustos de Enrique y siempre trataba de complacerlo en todo.
La cercana amistad entre Lesly y Enrique se convirtió –después de más de dos años– en un sincero amor de pareja. Se conocían a la perfección, así que, cuando decidieron iniciar su romance, todo funcionaba muy bien. Ella conocía los gustos de Enrique y siempre trataba de complacerlo en todo.
Todo empezó muy rápidamente y terminó igual. Rosita y Eduardo se conocieron en una discoteca donde apenas cruzaron palabras, pero un flechazo los enganchó. Sin embargo, este inicio –espontáneo– vaticinó lo que vendría después: una relación fugaz y tormentosa.
Todo empezó muy rápidamente y terminó igual. Rosita y Eduardo se conocieron en una discoteca donde apenas cruzaron palabras, pero un flechazo los enganchó. Sin embargo, este inicio –espontáneo– vaticinó lo que vendría después: una relación fugaz y tormentosa.
El idilio amoroso de Sebastián se asemeja mucho al de Carlitos Alegre, aquel personaje al que le dio vida el escritor Alfredo Bryce Echenique en su novela El huerto de mi amada. Es decir, se encuentra locamente enamorado de una mujer bastante mayor que él.
El idilio amoroso de Sebastián se asemeja mucho al de Carlitos Alegre, aquel personaje al que le dio vida el escritor Alfredo Bryce Echenique en su novela El huerto de mi amada. Es decir, se encuentra locamente enamorado de una mujer bastante mayor que él.
Ernesto era un chico muy dedicado a sus estudios, pero también se daba tiempo para divertirse con sus amigos. Era el único de su grupo que no tenía enamorada, y solía decir que aún no había conocido a la mujer que le hiciera perder la cabeza. Un buen día, una de sus amigas le presentó a Johanna y, apenas la vio, quedó prendado de ella.
Ernesto era un chico muy dedicado a sus estudios, pero también se daba tiempo para divertirse con sus amigos. Era el único de su grupo que no tenía enamorada, y solía decir que aún no había conocido a la mujer que le hiciera perder la cabeza. Un buen día, una de sus amigas le presentó a Johanna y, apenas la vio, quedó prendado de ella.