No es sencillo asumir el mando de una familia. No basta con ser padre o madre: hay que desarrollar habilidades de liderazgo.
En tal sentido, Aldo Sánchez, vocero de la Organización Supera, considera que el primer paso es compartir tiempo de calidad con los hijos, es decir, horas que se midan por su intensidad, no con el reloj.
Asimismo, Sánchez recomienda a los padres no ocultar sus sentimientos. Ser transparente en términos emocionales influye en la autoestima de los hijos.
Por otro lado, es clave comunicarse de manera positiva, siempre en un clima de respeto y cariño. Estar al mando no significa ser un dictador y aplastar a los seres queridos, ojo.
El ejemplo, por su parte, es la mejor manera de enseñar. Es más efectivo y honesto que dar órdenes. “*Recuerde que usted es el ejemplo para sus hijos*. Ellos imitarán su comportamiento, lo quiera o no”, afirma Sánchez.
DAR ESPACIO
Finalmente, hay que evitar ser sobreprotector. Es comprensible que los padres quieran cuidar al máximo a sus hijos, pero un buen líder de familia es aquel que fomenta la independencia y brinda herramientas para que los hijos sepan valerse por sí mismos.
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