Este texto no es imparcial. Nace del tremendo cariño y respeto profesional que les tenemos a Soledad Marroquín (periodista especializada en vinos y gastronomía) y Claudia Eraso (sommelier y columnista de vinos de Perú21).
Ellas juntaron talento y conocimiento para escribir Dos mujeres, cientos de vinos, una guía que incluye casi todos los vinos –unas 600 etiquetas– que en el mercado peruano se venden.
Y, aunque desde fuera se vea a catar vino como un oficio lúdico, ajeno, lejano y especializado, Marroquín y Eraso han tenido la capacidad –basada en su simpatía, carácter y expresividad– de hacer una guía divertida, una que, sin dejar de ser rigurosa, se acerca a todo lector, incluso a aquel no instruido en los dominios del vino (y de la cata profesional).
Y lo han logrado mediante el uso de un lenguaje coloquial, ajeno a la jerga especializada, tan usual (y aburrida) en sommeliers y catadores. Porque beber vino debe ser un placer, nunca un problema. Y también debe ser un acto cotidiano. Por eso, Eraso y Marroquín se preocuparon por catar vinos de precio y sabor accesible, nada elitistas (aunque los de mayor precio también figuren en la guía).
“Dos mujeres, cientos de vinos es una guía distinta. Está dirigida al gran público, a aquel que se siente intimidado cuando llega a la góndola de un supermercado y no sabe qué elegir. Ha sido escrita para que sea entendido por todos. Hay vinos desde 28 soles y hemos comprobado que, en el Perú, hay una buena oferta, con vinos llegados de todos lados del mundo”.
Y tan democráticas e inclusivas han sido que hasta les han dado espacio a cepas vilipendiadas (por los especialistas) como la borgoña. “Queremos reivindicarla como un formador de paladar. Es parte de la historia de la viticultura en el Perú”, nos dicen mientras nos dan lecciones de vinos y simpatía.
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