Vivimos en una época de alta dependencia de combustibles fósiles. El gran inconveniente: la alta liberación de CO2 a la atmósfera. La propuesta obvia sería reemplazarlos por otro tipo de combustible, ¿verdad? No obstante, las limitaciones tecnológicas aún no permiten que sea una alternativa consistente. Por ejemplo, el etanol) derivado del maíz, uno de los principales combustibles ecológicos de hoy, no contribuye de gran manera en la reducción de emisiones de carbono.
Un informe de Bob Holmes, publicado en la última edición de la revista New Scientist, indica que la emisión de carbono derivado del etanol es solo 20 o 30% menor que la de los combustibles fósiles. Asimismo, en vista de que el insumo principal es el maíz, intentar satisfacer la demanda actual de combustible provocaría una crisis en el sector alimenticio. Los precios se dispararían, apunta Holmes.
Otra opción es el “petróleo azul” de la empresa Bio Fuel Systems. Se trata de un combustible elaborado a base de cierto tipo de algas, las cianobacterias, las cuales se alimentan de CO2. Esto implica un proceso de producción más limpio y eficiente. Sin embargo, la desventaja radica en que las algas requieren altas cantidades de fertilizante, lo cual supone una alta inversión que anula cualquier chance de crear un negocio rentable por ahora.
Pero la esperanza ‘verde’ apunta a Cool Planet Energy Systems, empresa que tiene a Google entre sus inversionistas. Según Holmes, Cool Planet estaría desarrollando una manera de fabricar combustible ecológico y, sobre todo, rentable. Solo queda esperar a que, por el bien del planeta, se logre este objetivo.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.