Hasta el cansancio se ha hablado sobre las consecuencias negativas del consumo de tabaco. Sin embargo, las estadísticas aún no reflejan una disminución considerable y digna de celebrar en cuanto al hábito de fumar. Existe, más bien, un preocupante incremento en la incidencia de males derivados.
Uno de estos: la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Para empezar, se trata de un mal progresivo e incurable que se caracteriza por la falta de aire (disnea) y tos constante, lo cual erosiona gravemente la calidad de vida del paciente. Lo cierto es que millones de personas mueren cada año a causa de esta enfermedad.
¿CUÁLES SON LAS CAUSAS?
La mayoría de pacientes con EPOC son fumadores activos y pasivos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo cierto es que también hay otros factores que influyen en el desarrollo del mal, tales como la inhalación constante de aire contaminado o la exposición a gases tóxicos en ambientes laborales.
El tratamiento de la enfermedad se orienta a disminuir los síntomas, así como a desacelerar el desarrollo de la misma. Pero, a fin de cuentas, qué mejor cura que la prevención.
En tal sentido, además de evitar el humo del tabaco, es necesario prestarles mucha atención a las condiciones del aire en los ambientes donde uno se desenvuelve.
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