Un equipo internacional de investigadores dio a conocer hoy los resultados de un millar y medio de experimentos para interpretar el ADN y reveló que la mayoría de lo que hasta ahora se llamaba “ADN basura” es, en realidad, información útil e importante.
Estos hallazgos son fruto del proyecto ENCODE (Enciclopedia de los Elementos del ADN), la investigación de mayor envergadura que en la actualidad se lleva a cabo en el campo de la genómica, y son descritos en un total de treinta artículos publicados hoy por tres revistas científicas, la británica Nature y las estadounidenses Genome Research y Genome Biology.
“Este es uno de esos grandes pasos que transforman nuestra comprensión de la genética”, afirmó Ewan Birney, coordinador del proyecto e investigador del Instituto Europeo de Bioinformáticos de Hinxton, en una conferencia de prensa celebrada hoy en el Museo de Ciencia de Londres.
La investigación, que cuenta con una inversión de más de US$185 millones, recoge el relevo del Proyecto Genoma Humano, que hace más de una década logró secuenciar el ADN de los seres humanos.
Desde 2003, el Proyecto ENCODE intenta dilucidar las dificultades del ADN secuenciado y crear un catálogo con todos los elementos funcionales que contiene el genoma, que cuando se mezclan constituyen la información necesaria para formar todos los tipos de células y órganos del cuerpo.
Al día de hoy, ENCODE ha recolectado tantos elementos que si se imprimiesen sobre un mural, este mediría hasta 16 metros de alto y 30 kilómetros de largo, y que, en términos de capacidad, suman cerca de 15 terabytes de información en bruto, un “auténtico festín de datos genéticos”, disponibles públicamente en Internet.
Esta ha ayudado a los especialistas a entender mejor cómo se regula la expresión de los genes, qué factores determinan que las proteínas se produzcan en las células apropiadas y en el momento adecuado, y permitirá nuevos avances en la comprensión de dolencias como la enfermedad de Crohn (de origen desconocido).
Entre otros hallazgos, los científicos descubrieron que el conocido hasta ahora como “ADN basura” (información que no es útil) es, en realidad, un gran panel de control con millones de interruptores que regulan la actividad de nuestros genes y sin los cuales estos no funcionarían y aparecerían enfermedades.
El proyecto corre a cargo de un consorcio internacional que aúna los esfuerzos de 442 científicos, procedentes de 32 laboratorios del Reino Unido, Estados Unidos, España, Singapur, Japón y Suiza, que han llevado a cabo un total de 1,649 experimentos con 147 tipos de células.
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