La alteración del ritmo diario puede provocar una resistencia a la insulina y predisponer al sobrepreso, según informó un equipo de científicos estadounidenses en la publicación especializada Current Biology.
Los investigadores, encabezados por Shu-qun Shi, del Departamento de Ciencias Biológicas en la Universidad Vanderbilt (Tennessee), encontraron que la acción de la insulina sube y baja de acuerdo a un ritmo circadiano de veinticuatro horas.
“Muchos procesos fisiológicos exhiben ritmos de día y noche, incluido el comportamiento de alimentación, el metabolismo de lípidos y carbohidratos y el sueño”, señala el artículo.
Estas oscilaciones diarias las controla el llamado “reloj circadiano” biológico.
El trastorno de la sincronía en dicho ritmo, que es una de las características del trabajo en turnos nocturnos, el desajuste que ocurre cuando se viaja en avión largas distancias entre este y oeste, y los trastornos en las horas de sueño “pueden tener efectos profundos sobre la regulación del peso corporal y la homeóstasis de glucosa y lípidos”, añade el estudio.
Los experimentos hechos con ratones en laboratorio han mostrado que cuando los animales no pueden mantener las horas, por una razón u otra, su ciclo circadiano queda atascado en una modalidad resistente a la insulina y propensa a la obesidad.
“Las dietas mediterráneas, en las cuales la comida principal del día se toma al medio día, probablemente sean las más sanas”, dijo Johnson quien añadió que, además, quizá sea mejor una cena liviana y que se eviten los bocadillos tras esa cena.
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