Tuvimos en nuestras manos, por algunos días, el Galaxy S8 Plus, que tiene una pantalla de 6.2”. Pese a su dimensión, su manejo no fue complicado. Tampoco resultó incómodo, pues solo pesa 173 gramos. Se trata de un equipo estéticamente muy vistoso, gracias al Infinity Display y al trabajo del cristal efectuado en su cuerpo. Destacan, también, el estilo Edge –el que ya es un estándar para todos sus smartphones de alta gama– y la desaparición del botón que ha sido reemplazado por uno virtual.
En cuanto a la pantalla, es Super Amoled, luminosa, con formato 18.5:9. Su aspecto es alargado. Si estás viendo un video en YouTube, lo puedes escalar, con el riesgo de perder algo de contenido.
Su desempeño es óptimo, pues el procesador Snapdragon 835 le da bastante fluidez al TouchWiz, que ha venido más pulido, eficiente. Rinde muy bien con juegos pesados, sin lags. El rendimiento de la batería es aceptable, pero se podía esperar un poco más en relación a su tamaño. Incluye el nuevo puerto USB tipo C, y cuenta con carga inalámbrica.
El punto a discusión es su lector de huellas, ya que la nueva ubicación complica al usuario. Tal vez, este es el precio a pagar, ya que el S8 les da prioridad al reconocimiento facial y al escáner de iris. Este último por momentos falla en la precisión, pero, igual, suma a la seguridad.
Bixby es la novedad. Es un asistente que, al tomar una fotografía, te puede dar información del objeto y hasta dónde poder comprarlo. Viene con reconocimiento de voz.
La cámara utiliza la misma óptica de su versión anterior, pero se ha mejorado el software de reconocimiento y procesamiento de imagen.
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