Tendemos a ser menos optimistas cuando vemos a nuestros politiqueros en acción. Las intervenciones de la mayoría de legisladores nos dieron abundante material para moderar los ánimos.
La lectura de una lista de lavandería de políticas públicas, incluyendo algunas que no son las mejores o algunos objetivos poco realistas, tampoco ayudó. Hubiera preferido que se concentraran en los principales ejes y dejen las listas sectoriales para los equipos de prensa.
Coincido en que hay que resaltar la mención a lo que hicieron bien varios gobiernos, en vez del típico “heredé un desastre del que recién me entero”. Insistir en Basadre y el espíritu republicano fue otro acierto.
Ayer ilustró nuestras perspectivas. Son muy buenas: se recuperará la inversión privada, se volverá a generar empleo adecuado, mejorarán algunas intervenciones públicas y habrá mayor bienestar. Pero esto no alcanza. No habrá reformas institucionales, las más importantes que están pendientes. Se avanzará en otras prioridades: educación y social, otro poco, e infraestructura. Ojalá la innovación y la formalización sean otras.
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