Pablo Vilcachagua
@pablovil
Hace seis años la carrera rumbo al sillón presidencial se encontraba en su hora más decisiva. En abril se decidiría a quién Alan García dejaría el mando del país y todo indicaba que era necesaria una segunda vuelta. El pase los disputaban cuatro conocidos: Keiko Fujimori, Pedro Pablo Kuzcynski, Alejandro Toledo y Ollanta Humala.
De los cuatro, Ollanta Humala era el menos favorito. Los números no mentían: apenas rozaba el 12% en una pelea donde Fujimori y Toledo se acercaban al 30%.
[Nadine Heredia habría recibido US$3 millones de Odebrecht para campaña nacionalista en 2011]
Pero la historia cambiaría en tan solo unas semanas: un mes después el candidato nacionalista conseguiría el doble de la preferencia mientras sus rivales se desplomaban. El crecimiento nunca se detuvo y así llegó a la primera vuelta: 31% de peruanos votó por él. Superó en casi 10% lo logrado por su rival Keiko Fujimori.
La campaña de segunda vuelta continuaría con la tendencia y el 5 de junio de 2011, Ollanta Humala lograría el 51% de votos, mientras que la hija de Fujimori solo 48%.
La gran transformación
¿Cómo lograr un ascenso arremetedor? Durante la campaña para la primera y segunda vuelta el Partido Nacionalista logró sacarle el máximo provecho a una herramienta infalible: la televisión.
Para ello, en el 2011, en plena campaña, Ollanta Humala hizo su ‘mejor’ contratación: Luis Favre, el cuestionado publicista brasileño llegaba como su máximo asesor de campaña.
El cambio fue inmediato. El candidato se convirtió, literalmente, en un personaje que cada semana lanzaba un spot nuevo. Su esposa, Nadine Heredia –quien por ese entonces contaba con un gran índice de aprobación popular– también fue parte activa de este trabajo.
Con su familia o sin ella, con el polo rojo o blanco, con un discurso confuso o breve, Ollanta Humala generó la atención que tanto necesitaba.
Los brazos dibujando una imaginaria letra ‘O’ se convirtieron en un sello de los comerciales y en cuatro palabras el candidato nacionalista encontró el eslogan de su campaña: Honestidad es la diferencia.
Ollanta se convirtió en presidente y Luis Favre vio premiado su trabajo continuando como asesor. Cinco años después dejaría el cargo y Pedro Pablo Kuczynski tomaría las riendas del país.
Pero aquel eslogan presentado durante la campaña parece resultar irónico al observar la situación actual del ex presidente. El testimonio de un ex directivo de Odebrecht asegura que la empresa brasileña otorgó 3 millones de dólares a esa campaña que tan buenos resultados logró.
Nadine Heredia y Luis Favre habrían sido los gestores de tramitar el dinero y todo parece indicar que Ollanta Humala también habría estado enterado de estos pagos.
A estas alturas solo nos queda preguntarnos: ¿La honestidad hizo la diferencia?
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