Cifras que desalientan. El gobierno de Ollanta Humala está perdiendo la batalla contra la corrupción y esta es una realidad a tomar en cuenta. No solo es la opinión pública –reflejada en el sondeo de Pulso Perú, publicado por Perú21 la semana pasada, con un contundente 92% que cree que el nivel de corrupción en el país es muy alto–, sino que ahora el Banco Mundial demuestra que el control de este flagelo ha caído al nivel que había reportado en los finales del régimen fujimorista.
El Banco Mundial presentó recientemente sus Indicadores Mundiales de la Gestión Pública 1996-2013, que incluye un análisis sobre el comportamiento, en el periodo señalado, en seis áreas específicas: Estado de derecho, control de corrupción, voz y cuentas (rendición de cuentas), estabilidad política y violencia, efectividad gubernamental y calidad regulatoria.
El informe se elaboró sobre la base de un conjunto de investigaciones sobre la calidad de la gestión de un gran número de empresas y la opinión de expertos y ciudadanos encuestados en países industrializados y en desarrollo en todo el mundo. Los datos fueron recopilados de institutos de sondeo, centros de investigación, organizaciones no gubernamentales, organizaciones internacionales y empresas del sector privado.
En cada página de este informe se muestra el rango percentil de los países analizados en cada uno de los seis indicadores. Los valores más altos indican una mejor gobernanza.
En el caso peruano y para un mejor análisis, en Perú21 tomamos como punto referencial los rangos percentiles de los países de América Latina y fijamos un promedio.
A excepción de los rubros de calidad regulatoria y efectividad gubernamental, el Perú se halla por debajo del promedio percentil latinoamericano.
SUBE Y BAJA
Según los cuadros presentados en el informe del Banco Mundial, el rango percentil del Perú en materia de control de la corrupción ha experimentado una especie de inestabilidad, con subidas y bajadas.
Tras la caída libre durante los últimos años del fujimorismo, el rango percentil en materia de control de la corrupción cayó a 39 puntos. Entonces, los llamados ‘vladivideos’ escandalizaban al mundo por el grado de corrupción que se experimentaba al más alto nivel en ese régimen.
Con el gobierno de transición y los primeros meses de la administración de Alejandro Toledo se registra una mejora en el control y el rango percentil crece 15 puntos, y se ubicó en 54.6. El Perú logró ubicarse, entonces, muy por encima del promedio latinoamericano.
No obstante, a partir del 2003, los escándalos de César Almeyda, del entonces vicepresidente Raúl Diez Canseco y de la familia del mandatario hicieron mella. El índice en control de la corrupción cayó a 46.3 puntos. Pese a ello, el nivel seguía por encima del promedio latinoamericano.
Con el inicio del gobierno de Alan García se registra un nuevo incremento en los niveles de control –de acuerdo a este estudio– y se mantuvo por encima de los 50 puntos hasta fines de 2008 y principios de 2009, cuando por efectos de los ‘petroaudios’– el nivel cae a 46.9.
Tal vez por la designación de un nuevo gabinete y las acciones que se tomaron contra los protagonistas del escándalo, el nivel volvió a crecer hasta el cambio de mando.
En 2011, cuando asume Ollanta Humala, el nivel percentil se encontraba en 52.1 y en poco más de dos años –fines de 2013– la cifra ha caído diez puntos y, como en los días finales del régimen fujimorista, estamos por debajo del promedio latinoamericano.
Por Carlos Castillo y Roxana Tramontana
A continuación recogemos la opinión de seis especialistas en cada uno de los rubros que incluye el estudio del Banco Mundial:
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