El presidente regional de Áncash, César Álvarez, retornó a la sede de la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri) tras ser llevado esta mañana a la Sala Penal Nacional junto con el gerente general de la región, Hernán Molina Trujillo.
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Cuando bajaba enmarrocado de una camioneta policial, Álvarez se dirigió a la prensa a gritos diciendo: “Soy inocente, confío en Dios en que todo saldrá bien”.
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En las afueras de la Dirincri también se encontraba la esposa de la autoridad regional, Milagros Asián, quien alegó que su cónyuge “no es ningún delincuente”.
También cuestionó la reputación del asesinado exconsejero regional Ezequiel Nolasco, arremetió contra la hija de este, Fiorela Nolasco, y hasta disparó contra el presidente Ollanta Humala.
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“Como quisiera en este momento que a ese señor Nolasco no lo hubieran matado y vean la calidad de gente que era, las cosas que hacía. Pero como ya no está, la niña (Fiorela) ahora es una heroína porque el Gobierno le ha prestado facultades para decir lo que quiere”, expresó.
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“Yo creo que aquí está la mano del gobierno. Anteriormente, César Álvarez era un aliado para el señor Ollanta Humala y hasta dijo que quería llevarlo a Palacio (de Gobierno) para que lo ayude. (…) Ahora se lava las manos, se limpia las manos, pero antes César Álvarez era su amigo”, agregó.
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