Para el analista Carlos Tapia existe en el país una derecha y una izquierda autoritarias, aunque esta última, afirma, reconoce las virtudes de la economía de mercado, que es diferente a la neoliberal.
Para muchos, los términos ‘izquierda’ y ‘derecha’ están desfasados. Para ti, ¿eso es así?
No, y me remito a las pruebas, porque estoy sentado acá. En todos los países del mundo, los referentes de ‘izquierda’ y ‘derecha’ sirven para explicar una aproximación a la realidad. Tanto que no solo se denominan así determinadas organizaciones políticas, sino determinadas políticas (NdE: se refiere a políticas públicas). Si hay un centro político, es porque aparece en referencia a polos, ya sean de izquierda o derecha. Yo creo que sí sirve para hacer análisis político.
Solo que hay muchas izquierdas y muchas derechas…
Sí, claro…
Para ti, ¿qué unifica a la izquierda en el Perú?
La actual izquierda está en recomposición después de 35 años…
¿No estuvo en recomposición en el 2000, 2005, 2006, 2011…?
Los procesos de recomposición histórica son graduales, complejos. Más aún cuando las cosas han cambiado tanto. En el 2000, ¡qué ibas a pensar que Raúl Castro iba a ser recibido por el papa Francisco y que EE.UU. iba a levantar el bloqueo hacia Cuba!
Ya, ¿pero cuál es el eje en común de la izquierda?
El modelo de organización de la sociedad peruana… el régimen político… es uno que no ayuda para producir los cambios que la sociedad, el Estado y el país requieren.
¿Vivimos en una democracia fraudulenta?
No fraudulenta…
Entrevista al analista político Carlos Tapia. (Perú21)
La Gran Transformación lo dice en otras palabras (NdE: en LGT, se propone “refundar la política, construir una democracia con autoridad legítima…); en sencillo, sostiene que es engañosa y que hay que recomponerla…
Claro, es una democracia mentirosa. En las elecciones se proponen unas cosas y, cuando se gana, se hacen otras y nadie da cuenta de por qué se produjo eso. No hay un sistema de control.
Hubiera jurado que me ibas a decir que lo transversal a la izquierda no era estar en contra del sistema político –que también lo están–, sino contra el económico, el “modelo neoliberal”…
También por el lado económico. Primero, debes tener una organización de la sociedad y del Estado, régimen político, que es el democrático, y, acompañado a eso, un modelo económico, pero funcionando con instituciones. Esta parte de la crítica que hace la izquierda es fundamental, sin descuidar el aspecto económico.
¿La izquierda superpone lo político a lo económico?
No es así. En el Perú hay diferencias entre izquierda y derecha, pero no al estilo de los años 60 y 70. La actual izquierda reconoce las virtudes de la economía de mercado, pero una diferente a la neoliberal. Nosotros la denominamos una “economía nacional de mercado”. Eso es lo que dice La Gran Transformación, donde se utilizan las ventajas que da el mercado, como la competencia, capacidad de creación, ingenio.
Pero mercado son personas o entidades poniéndose de acuerdo libremente buscando para ambos el beneficio sin superponerse a los derechos del otro. Cuando tú dices “nacional”, superpones lo nacional a lo internacional. ¿No es contradictorio?
No. Hay diferentes economías de mercado, salvo que uno sea fundamentalista y considere que la única es la que se acerca hacia el modelo de la competencia perfecta.
¿En esa economía de mercado estarías a favor de subsidios, aranceles, protecciones o mecanismos que favorezcan lo nacional?
Depende.
¿Entones cuál es el beneficio de ser nacional?
Beatriz Merino dice que Petroperú debe articularse verticalmente y producir y explotar petróleo. Eso es parte de una economía nacional de mercado, porque puede haber empresas estatales que participen en la producción y actividad del mercado. En cambio, para una economía de libre mercado es casi como un pecado.
No es tanto que sea un pecado, pero Petrobras es un gran ejemplo de por qué no hacerlo…
No. Es que la corrupción no es solamente de Petrobras. Yo te diría que la Confiep no exista, entonces, porque el vicepresidente es un corrupto que se ha fugado. Nosotros nos diferenciamos del tipo de crecimiento económico neoliberal, donde se desarrolla la economía de acuerdo a los grandes intereses económicos sin que pueda promoverse otro tipo de crecimiento económico que favorezca a sectores que puedan crear mercado interno al interior del país…
Todos los estudios sobre ese tema dicen lo contrario. Richard Webb, en “Conexiones rurales en el Perú”, ejemplifica muy bien cómo los sectores menos desfavorecidos, los más alejados, se han desarrollado y han crecido en mayor medida que las zonas urbanas a partir del desarrollo de infraestructura, mayor conectividad, integración de mercados internos…
Sí, justo la creación de mercados internos, pero no funciona con suficiente énfasis.
¿O sea la izquierda haría que el mercado capitalista funcione mejor?
¡Claro! A mí me toma por sorpresa que, cuando yo diga capitalismo, tú digas: ¿cómo?, ¿la izquierda?
Cuando tú me dices que la izquierda podría mejorar el mercado, ¿cuáles son las propuestas?
A ver, economía nacional de mercado, a la que le hemos agregado “abierta al mundo”, que requiere la creación principalmente de los mercados internos. Debe servir para un desarrollo integrador de todo el país y debe tomar en cuenta los intereses nacionales.
¿Eso cómo lo trasladas a la realidad? ¿Con empresas estatales?
No. Sí puede haber empresas estatales. Creo que Petroperú debe potenciarse. Ni Pinochet desnacionalizó toda la economía del cobre con una empresa estatal…
¿Hoy en día, alguien en la izquierda representa ese modelo de desarrollo que propones? No hay ‘una’ izquierda en el Perú. ¿Suscriben aún La Gran Transformación?
En gran parte sí. Estamos por la unidad con todos los de la izquierda. ¿Sabes por qué? En el Perú resultó que era bueno estar unidos todos los de la izquierda, a diferencia de los de la derecha, que nunca se han unido porque tienen, como ha dicho Ghersi, intereses más que principios.
¿Cuál sería la crítica a la izquierda en el Perú?
Primero, que no ha sido una transición fácil. Ha sido muy compleja, porque la ideología previa a la caída del Muro de Berlín era muy dura, de cliché. Carlos Iván Degregori le llamó el “marxismo de manual”. Al darnos cuenta de que con el Muro de Berlín –antes de que se cayera–, no había libertad de prensa, un partido único, no había manera de desarrollar un sector privado…
¿Crees que la izquierda se ha modernizado?
Claro que sí. Más que modernizado, se ha puesto a tenor de los tiempos y es lo que sucede en América Latina con Uruguay, la aventura izquierdista de Chile. Llegar al gobierno requiere un programa, una organización y flexibilidad porque nos encontramos en un territorio adverso y, entonces, tenemos que aventurarnos. Para eso tenemos que tener audacia y modestia. Estamos en una etapa en que aparecemos convocados como lo nuevo, no puedes abordar lo nuevo a la defensiva. Lo haces con respeto porque queremos otra democracia, y esta otra, también: debe sujetarse al veredicto de las urnas. Ganar la hegemonía y el programa de la izquierda se da mediante las urnas. Cualquiera que quiera gobernar este país debe hacerlo caminando hacia el centro.
¿Cuál es el apellido de la izquierda que hoy en día (NdE: martes 12 de mayo, 6:00 p.m.) está bloqueando el desarrollo de Tía María? Porque hay leyes e instituciones, y la empresa cumplió las exigencias y otros no quieren hacerles caso…
¿Y por qué, en su primer estudio de impacto ambiental, tuvo el Estado peruano que escoger a otra –la Unops– para que evaluara este estudio? Si yo te dijera que, en el segundo estudio de impacto ambiental, había el riesgo de que el uso exagerado de ácido sulfúrico para producir el sulfato de cobre significaba millones de metros cúbicos de ácido sulfúrico en molinos para triturar, y que eso producía un polvo que podía contaminar el valle de Tambo…
Mi pregunta sigue siendo válida. A partir de ahora, entonces, ¿no interesa lo que digan las leyes e instituciones, sino lo que creemos unos y otros?
Si la Southern hubiera hecho la presentación del estudio de impacto ambiental corregido en una asamblea…
Pero el Estado ya lo aceptó…
El Estado tiene que funcionar de manera hegemónica y, por lo tanto, su legitimidad, aceptada por los pobladores. Cuando el Estado no actúa bien, hay derecho para cuestionar…
¿Quién define cuándo el Estado actúa bien?
Esto es una protesta…
¿No deberíamos aceptar todos las leyes y las instituciones, y de ahí utilizar los mecanismos institucionales para protestar?
Justamente por eso hay que cambiar esta democracia. Las instituciones no responden a las opiniones de sus pobladores. Entonces, eliges a un congresista y el pueblo dice que no sirve para nada. Esa institución no representa los intereses del pueblo. Tienes que construir, entonces, sistemas de representación.
En el panorama electoral, Keiko Fujimori está primera (35%). ¿Cómo lees esa cifra?, ¿cuál es tu reflexión?
Me llama a que el fujimorismo tiene un núcleo duro importante que no llega al 35%, pero sí más o menos bordea el 22%-25%. Las candidaturas que están ahí están muy desgastadas. Alan García, Toledo son candidaturas bien gastadas. Keiko, que no ha sido presidenta, tiene ese núcleo duro, pero la de PPK, dentro de la derecha que camina hacia el centro, me parece una candidatura más inteligente, aproximada hacia una centroderecha, que puede hacerle ganar las elecciones. Creo que, en una segunda vuelta entre Keiko y PPK, PPK la tiene ganada.
¿Tú crees que el fujimorismo todavía tiene que hacer cambios? ¿Lo ha hecho?
Sí ha hecho cambios. Yo creo que, en sus orígenes, sí es un movimiento antidemocrático, pero, a tenor de lo acontecido en los últimos 10 a 15 años, tienes que reconocer que el fujimorismo es parte de la estructura de representación política de esta democracia. ¿En qué cosa no está cumpliendo estas reglas?
Para muchos todavía no deslinda del pasado…
Eso es un problema histórico, pero, en el caso de los fujimoristas con los que yo he conversado, sí hacen lo posible por señalar que el fujimorismo está siendo renovado, tiene una vida orgánica más o menos institucionalizada, hay un liderazgo de Keiko que cada vez más se separa de Alberto. Creo que el fujimorismo va a tener trayectoria en la historia política del país. No es que vaya a desaparecer. Cada vez más se va a institucionalizar. Es una derecha no tan liberal, y posiblemente con rasgos autoritarios, pero que la democracia acepta.
Keiko jala tanto de derecha como de izquierda. Por ejemplo, Keiko acaba de defender un programa de subsidios en el agro… no es, pues, un proyecto de “derecha”, ¿o sí?
En el primer gabinete hubo cinco ministros de izquierda…
¿Quién sería para ti un buen representante de esa “izquierda hacia el centro”?
Primero se han planteado algunas precandidaturas. Si yo digo un nombre, me cortan la yugular…
Hay un chisme que corre: Alan estaría pensando no presentarse en el 2016…
Yo coincido con ese chisme. ¿Por qué? Alan es un animal político. Es brillante como candidato, mejor que como gobernante. Es táctico, sabe utilizar los flancos del adversario de manera excelente. Mira cómo hizo con la pareja presidencial. Pero ya está demasiado desgastado con todo el problema de Oropeza, el problema del narcotráfico. El narcotráfico cubre muchas áreas de la economía del país. Cuando lo acompañaba a Ollanta Humala en campaña, él decía que el Perú es un narcoestado. Es una cosa muy compleja que comprende muchos sectores de la economía y del Estado.
¿Cuáles son los temas que te gustarían ver que se toquen en las elecciones?
Primero, se tiene que hacer una radical reforma política. No puede mantenerse de ninguna manera este régimen político que está desahuciado, viviendo sus últimos momentos. Desde la organización partidaria, los partidos son franquicias electorales. Todos los símbolos son los apellidos de los candidatos.
Juan José Garrido (director@peru21.com)
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