Muchas veces recibo pacientes que se asombran porque comen más de lo que comían antes con el plan que les propongo para bajar de peso. Y no se trata de dietas absurdas, ketogénicas (altas en grasa) o hiperproteicas, que facilitan una pérdida de peso acelerada, métodos que considero poco saludables. Más bien, se trata de comer de forma balanceada, incluyendo todos los grupos de alimentos (frutas, verduras, hidratos de carbono complejos, integrales, menestras, nueces, carnes y lácteos) y evitando excesos de grasa.
La grasa, presente en gran cantidad de alimentos y muchas veces escondida, aporta el doble de concentración calórica que los hidratos de carbono y la proteína. Por ello, si sustituimos esa grasa innecesaria y dañina por nutrientes de buena calidad, tendremos porciones razonables y perderemos peso sin sentir hambre. Entonces, ¿para qué sufrir?
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