Laly Goyzueta, Actriz
Gonzalo Pajares
gpajares@peru21.com
No le importa ser encasillada porque sabe que, en el mundo del espectáculo, hasta eso suma. Laly Goyzueta, ‘Las piernas más lindas del Perú’ y la sensual mujer que, por soledad y por piel, le es infiel a su marido con un wachimán, nos habla de su vida y de su feliz retorno a la TV.
Puse tu nombre en Google y lo primero que apareció fueron videos titulados: ‘Laly Goyzueta en brasiere’, ‘Laly Goyzueta en minifalda’, ‘Las piernas de Laly Goyzueta’…
(Ríe). Que la gente se interese en mi cuerpo y que me esté mirando tanto es un halago. Yo tomo todo esto con una sonrisa, no me molesta. Una revista hizo un concurso y me eligieron como ‘Las piernas más lindas del Perú’. Recuerdo que estudiaba Comunicaciones en la de Lima, y me ponía mi minifalda, y todos pasaban mirándome, y me daba cólera y quería explicar que no era solo un par de piernas, pero después me acostumbre. Además, estar aclarando el tema me llegó (ríe). Ya han pasado tantos años que a veces me digo: “Busquemos a mi sucesora. Yo organizo el concurso y le doy mi corona (risas)”.
¿Te sientes encasillada?
Sí, y eso me da un poquito de cosa, pues soy mucho más que un cuerpo y unas piernas. Yo pienso, tengo una profesión, tengo sentimientos. Por ejemplo, en Mi amor el wachimán hice varias escenas que son parte de la historia de Irma, mi personaje, pero todos se quedan en aquella donde me saco el vestido, y dicen ‘oh’, pero, muchachos, he hecho miles de escenas más, varias de ellas muy logradas. Pero, no hay nada que hacer, la gente se queda en lo efectista.
¿Eres naturalmente sensual?
Yo me considero bastante simple. No me gusta disfrazar las cosas, ni hacerlas muy glamorosas. Me encantan las cosas sencillas de la vida.
Puedes ser sencilla pero ante la cámara resultas sexy…
Cuando me toca ser sensual, lo soy. Por ejemplo, en la intimidad, con mi esposo, trato de ser la mujer más sensual, pero, para la vida, soy como soy. Nunca se me subieron los humos a la cabeza, soy una mujer normal, como cualquier otra.
Estuviste con Tatiana Astengo en Candela, un grupo tropicalón. Lo curioso es que hoy están más guapas que hace 20 años…
Todo depende de la vida que uno lleva. Si haces ejercicio, te cuidas, comes bien, puedes evitar que el tiempo pase tan rápido y te chanque (ríe).
¿Recurrirías a la cirugía plática?
Me encantaría. Pero mi esposo no quiere, me dice, “eso que te vas a arreglar es solo para nosotros” (ríe). Pero ahora me siento feliz, quizás de acá a unos años haría algo (y señala algunas partes de su cuerpo).
¿Es verdad que no harías un desnudo?
Cuando me plantearon las escenas en ropa interior de Mi amor el wachimán, me probé todas las que había para que nada se me escapase, para que no se me viera tanto (ríe). Fui muy cargosa, no tengo 20 años para mostrarme a la loca. Dicho esto, ¿qué aportaría un desnudo a mi vida, a mi carrera? No me haría más feliz, no inflaría mi ego, entonces, ¿para qué? Si me lo propusiera Almodóvar, si esa película cambiaría mi vida, lo podría pensar, pero hoy me siento tan bien que no creo que sea necesario.
Tu regreso a la TV ha sido muy exitoso…
Estuve trabajando dos años detrás de cámaras, en producción, en Hombres trabajando para ellas, y la experiencia me sirvió para cambiar mi forma de ver la vida. Aprendí a chambear de verdad. Hay personas que se alucinan en la TV, creen que el éxito de un programa es por ellos y no se dan cuenta de que hay todo un equipo detrás. Y así como mucha gente ha celebrado mi retorno a la tele, otra me ha dicho: “Cómo has hecho eso, no piensas en tu familia; qué va a decir tu hijo”. Qué me va a decir, es mi chamba, yo soy actriz.
¿Te sientes mejor que a los 20 o 25 años?
Claro, porque me siento más segura de mí misma. Sé lo que soy, lo que valgo, no necesito la aprobación de nadie. Pero no porque me sienta más regia, sino porque tengo más temple, madurez.
Mi amor el wachimán ha revitalizado tu carrera…
Uy, sí. Te cuento. Cuando trabajé en producción le tuve que cargar el maletín a varios actores. Y lo hice con humildad. La primera vez que me lo pidieron me chocó, porque yo, en mi etapa de más fama, nunca lo hice ni siquiera lo habría pensado, pero lo hice, y nunca me sentí menos. Allí confirmé que soy mujer valiosa, que tengo valores, que soy leal y me entrego a lo que hago.
Y seguirás haciendo papeles de señora sexy…
Llámenme, acá estoy, dónde firmo (ríe). No me da miedo que me encasillen, ya lo hicieron con lo de las piernas más lindas, qué tanta vaina, yo quiero trabajar, dar lo mejor de mí y cumplir mi sueño de tener una familia unida.
AUTOFICHA
- Mi hijo tiene seis años. No lo dejé ver Mi amor el wachimán, pues era para mayores de 14. No le ocultaría nada de mi vida. Está contento porque dice que soy famosa.
- Mi esposo es argentino. Cuando lo conocí me impresionó, me dije ‘guau’, me lo imaginé como Tarzán, pero no vi en él a alguien para enamorarse.
- Nunca he pensado en el dinero, mi sueño siempre fue formar un hogar, quizás porque mis padres son separados. Mi esposo tenía el mismo sueño, por eso estamos juntos.
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