Frente a una economía que ha tenido su peor desempeño de la última década (con excepción de 2009), se requería una combinación audaz de medidas que implicaran inyectar mayores recursos para generar un impulso a la demanda, junto a otras que redujeran los costos de hacer negocios y promovieran la inversión privada, esperando además que la combinación cambiara las expectativas empresariales y del consumidor. Algo se ha hecho en el primer tema: los mayores aguinaldos en el sector público, Juntos y Pensión 65 pueden contribuir a mejorar la campaña navideña. También algo se ha hecho en lo segundo: los permisos ambientales y procesos de expropiación serán más ágiles, y la flexibilización del mercado laboral para jóvenes es un paso en la dirección correcta. Pero el conjunto es claramente insuficiente. En un entorno internacional complicado, este paquete, al igual que los tres previos, no ataca de raíz los problemas de competitividad del país y no logra revertir la confianza empresarial.
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