El sexo no es solo cuerpos en fricción. Implica también el uso de todos los recursos comunicativos del ser humano. Enfoquémonos en uno: el lenguaje. Este resulta clave por varios motivos. Primero, porque permite enviar mensajes claros y directos como “tócame ahí”, “hagamos esto” o “sí, no pares, sigue”. Es decir, indicaciones que son muy útiles para alcanzar el placer. Pero lo cierto es que el lenguaje también representa una herramienta sexual. Y una muy poderosa, por cierto. Es por ello que las parejas deben atreverse a hablar con erotismo para disfrutar al máximo cada encuentro íntimo. Deben perder el miedo a usar frases “calentonas”. Pruebe primero con cosas sutiles y, poco a poco, eleve la intensidad y el nivel de “malcriadez”. Es cierto que hay una delgada línea entre lo ‘hot’ y lo ofensivo, pero en la cama las reglas son flexibles y resulta divertido dejarse llevar. Es un juego, finalmente, y ambos deben estar conscientes de ello. Haga la prueba. Es una manera excelente de estimular la confianza y, además, de añadir algo de picante a la dinámica sexual.
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