Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com
La OTAN es un instrumento de guerra cuya carta de presentación está estructurada en base a un historial preocupante. Felizmente, el miedo al ridículo fue más fuerte en la OTAN que en Colombia, y este organismo dijo que “si bien está interesado en impulsar la cooperación con Colombia, y que trabajan para ello, el país no cumple con los criterios geográficos para ingresar en un futuro en la Alianza Atlántica. Según establece el Tratado de la OTAN, la adhesión es solo para Estados del Atlántico Norte”. El tema es grave pues, en esta área, la seguridad regional está en la agenda de la Unasur. Decirle a Santos que “no cumple con los criterios geográficos” es tratarlo de analfabeto. Pero qué podría aportar Colombia a la OTAN. ¿Su “exitosa” lucha contra el narcotráfico? ¿Su “eficiente” estrategia frente a las FARC que ya ha cumplido sus bodas de oro? ¿Su “ejemplar” conducta frente al “sicariato” que ya está comenzando a exportar? No hay cómo tomar el deseo de Santos que no conduzca al ridículo. Colijo que, luego de reunirse con Biden y Capriles, obedezca a una necesidad de bajarse los pantalones más abajo de lo que el suelo permite para agradar a sus socios corporativos en USA, e imagino a los coleguitas locales encandilados por los desatinos de Occidente lamentar que Santos no sea presidente del Perú.
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