La Huacachina está moribunda. La falta de agua la está matando, pero –peor aún– la gente la está maltratando a más no poder. Los areneros no respetan la naturaleza del oasis; los borrachos y drogadictos amanecen tirados en el malecón. Previamente, la juerga fue bulliciosa, violenta y –por cierto– duró hasta el amanecer. En la Huacachina abundan la basura, el ruido, la prostitución y las drogas. Al respecto, los iqueños hemos dicho ¡basta! Sin ningún abuso ni atropello, un grupo de vecinos del balneario se ha acercado al gobierno regional y juntos nos hemos propuesto salvar a la Huacachina. ¡Qué bonito! El balneario emblemático de los iqueños, el oasis natural más bello que hay en el mundo, la laguna que inspiró los más hermosos poemas, canciones y novelas está próximo a recuperar su esplendor. La ley, el sentido común y la buena gente de Ica lo vamos a lograr.
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