22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

Para asumir a plenitud el reto de la revocatoria, la alcaldesa Villarán y su equipo tendrán que olvidar el controversial proceso de verificación de firmas y dejar de señalar las dificultades del breve plazo marcado para su realización.

Santiago Pedraglio,Opina.21
spedraglio@peru21.com

Urge que enfrenten el reto presentándose como lo que son: una gestión que trabaja en reformas imprescindibles para la ciudad. Porque es evidente que están rompiendo inercias y automatismos de gestión política de varios lustros atrás, con errores pero con una orientación adecuada e importantes logros conseguidos y en proceso.

Sus preocupaciones centrales son fundamentales: el transporte y el comercio mayorista de alimentos. Tienen también una actividad menos notoria pero sostenida en el ámbito cultural, y cabe recogerla porque no solo de pan viven los ciudadanos. Están impulsando cambios en las formas de vivir, en una ciudad segmentada y diversa. Piénsese en las actividades culturales en los parques zonales o en Vía Parque Rímac, que implica no solo vialidad sino una nueva relación con el abandonado río que cruza la ciudad.

Por otro lado, la campaña debe sacar al fresco solo a los promotores de la revocatoria, pues es improductivo señalar a quienes estarían detrás. Estos solo deberían ser objeto de atención si sacan la cara y participan. Harían bien también en evitar disputas con concejales del PPC; por el contrario, tendrían que resaltar el apoyo del alcalde de La Victoria, de Lourdes Flores y de Bedoya Reyes.

No debe perderse de vista el apoyo de Toledo, ni la posición que asumió el presidente Humala cuando se requirió una mejor acción de la Policía en La Parada, ni la declaración del Jaime Delgado, vocero parlamentario de Gana Perú. Dicho sea esto, sin olvidar que el principal bastión del “Susana NO se va” son los núcleos activos de la sociedad, en barrios y redes sociales. Muchos, además, pueden discrepar con su gestión, pero preferirán darle la oportunidad de que la culmine; y, sobre todo, ven en los revocadores más peligros que garantías.


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