22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

Eduardo Ferreyros,Al.Mercado
La prensa ha mostrado las malas prácticas de la Oficina Nacional de Gobierno Interior (ONAGI) en el uso de premios de sorteos que no son recogidos, y que esa entidad vendría usando sin transparencia ni ineficacia para “ayudar” a los más pobres. Pero poco o nada de esto se solucionará con la renunciada Escalante. Las personas pasan, pero las instituciones quedan, y siguen funcionando mal si no se hace reformas. Para evitarlo, el Congreso debe desactivar la ONAGI, asignar sus funciones de seguridad al sector responsable, y eliminar toda participación en donaciones, supervisión de promociones comerciales o descuentos. Y es mejor que los premios no recogidos permanezcan con quien organiza el concurso y vuelvan a sortearse, ya que en cualquier entidad del Estado podría ocurrir lo mismo que en la ONAGI y en poco tiempo estaríamos comentando el mismo problema de nuevo.


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