Al momento de escribir estas líneas, por un pequeño margen de 0.64%, PPK sería el próximo presidente del Perú. Ahora es momento de voltear la página y buscar acercamientos, dejar atrás la pugna electoral, olvidar los agravios de lado y lado, y mirar al futuro.
En lo programático, ambas candidaturas plantearon esencialmente lo mismo, continuar con el modelo económico que en los últimos años ha reducido la pobreza 33 puntos. La eliminación de la pobreza debe ser lo prioritario, pero la población expone como el principal problema la inseguridad, ahí ambas candidaturas se comprometieron a enfrentarla con firmeza.
PPK tendrá que gobernar, de confirmarse los resultados, con una bancada de 18 congresistas, número precario para lograr hacer las reformas necesarias para que el Perú retome el ritmo de crecimiento de los últimos años y para realizar las reformas necesarias para modificar el sistema electoral, modernización de las instituciones públicas y abordar los temas de educación y salud que el país necesita urgentemente. En esto, y en muchos temas más hay coincidencias.
La bancada fujimorista con 73 parlamentarios controlará las decisiones del Congreso. En toda democracia que se respete, los adversarios políticos articulan alianzas por la gobernabilidad, ejemplos hay demasiados, y es lo que corresponde hoy en el Perú. PPK, Fuerza Popular y las demás fuerzas políticas deben encontrar las coincidencias, hacerlas explícitas y trabajar en ellas para el bien del Perú.
El fujimorismo ha tenido bancadas importantes en los últimos tres gobiernos, y ha apoyado la gobernabilidad, ha apoyado las iniciativas que consideraban necesarias para el desarrollo. Como corresponde, no se dedicaron a boicotear al adversario. PPK será, de confirmarse la tendencia, un presidente de lujo y, soy optimista, las fuerzas democráticas lo acompañarán.
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