ROMA (EFE).– El nuevo escándalo de corrupción que ha sacudido al Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el Banco Vaticano, tuvo sus primeras consecuencias con la dimisión del director general, Paolo Cipriani, y el vicedirector, Massimo Tulli.
Ambas renuncias, aceptadas por la Santa Sede, se han producido tres días después de la detención de tres personas, entre ellas el prelado Nunzio Scarano, tras intentar ingresar ilegalmente a Italia unos 20 millones de euros depositados en un banco suizo procedentes de un fraude fiscal
Scarano fue responsable del servicio de contabilidad de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), que gestiona el capital inmobiliario del Vaticano.
Con estas dimisiones se acelera la reforma de esta institución financiera, según precisó su presidente, Ernest von Freyberg, después de que el 26 de junio el papa Francisco creara una comisión formada por cinco personalidades para investigar a fondo y aportar transparencia al IOR, envuelto desde hace años en numerosos escándalos financieros.
SABÍA QUE
- En 2010, el papa Benedicto XVI aprobó una ley para luchar contra el lavado de dinero en el Banco Vaticano.
- Esta institución gestiona 19 mil cuentas pertenecientes en su mayoría al clero católico, es decir, unos 7 mil millones de euros.
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