Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com
Admitirlo sería reconocer su enorme porción de culpa en dicho calentamiento y agravar la crisis económica tomando medidas que afectarían a la industria, al transporte y a otras actividades. Mejor, entonces, seguir mintiéndose hasta que la realidad se parezca a una de esas imágenes catastróficas que presenta Hollywood cuando sus películas evocan, con final feliz por supuesto, el fin del mundo. La realidad, desafortunadamente, redacta libretos menos optimistas. En esta ocasión, las compañías de energía nuclear que operan en el área de Nueva York han informado que han cerrado parcialmente sus plantas tras el paso del devastador huracán ‘Sandy’. Todas aseguran que este hecho no comporta riesgos para la ciudadanía. Un directivo declaró: “Las plantas nucleares están construidas para superar las fuerzas naturales más severas”. ¿Se habrá enterado dicho directivo de lo ocurrido en Fukushima, Japón? Posiblemente, pero le pagan para mentir, no para alarmar.
Los efectos de ‘Sandy’ llegaron a Washington DC, sede del Gobierno, y a Nueva York, centro financiero mundial. Estas menciones a sitios tan importantes en nuestro imaginario, citadas en el contexto de una de las crecientes furias de la naturaleza, exaltan la pequeñez humana a un grado que, quizá, con un poco de sensibilidad e inteligencia, seamos capaces de considerar sin las estúpidas vanidades habituales.
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