El actual Congreso parece empeñado en seguir afectando su imagen ante el país blindando a sus miembros que han incurrido en diversas faltas éticas. Sin importar la condena de la opinión pública, los llamados ‘padres de la patria’ ponen en práctica todo tipo de acuerdos –públicos o no– con el propósito que cubrir a los suyos con el manto de impunidad.
La sesión plenaria del pasado miércoles no fue la excepción pese a que se ratificaron las suspensiones de 120 días de legislatura para tres ‘ilustres’ parlamentarios: Emiliano Apaza, Alejandro Yovera y Federico Pariona.
Desde la propia conducción de la Mesa Directiva, que postergara innecesariamente el debate sobre los pedidos de reconsideración que habían presentado estos tres legisladores para evadir la suspensión, hasta los argumentos de defensa de otros congresistas, confirman que eso de ‘otorongo no come otorongo’ se justifica ahora más que nunca.
El titular del Legislativo, Víctor Isla, puso al debate los citados pedidos cerca de las 11:00 p.m., cuando la presencia de periodistas era mínima. El primero fue el del oficialista Apaza, quien tiene una condena judicial vigente y consentida.
La votación demostró que la mayoría de los fujimoristas se había sumado al blindaje de nacionalistas y aliados. A Apaza solo le faltó un voto para que se consumara el vergonzoso blindaje.
El acciopopulista Yovera y el fujimorista Pariona estuvieron más lejos del blindaje.
Lo cuestionable es que, pese a haberse ratificado las suspensiones, el presidente Isla permitió que Apaza y Yovera siguieran votando y lo hicieran hasta el final de la sesión, como si nada les hubiera pasado. Son estos actos, lamentablemente, los que alimentan el descrédito de una de las instituciones más importantes del país.
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