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Marco Arana: “Ollanta Humala traicionó a sus electores”

Líder de Tierra y Dignidad admite que hay mejoras en la población, pero cuestiona la falta de redistribución y la calidad de acceso a los servicios.

Admite que hay mejoras en la población, pero cuestiona la falta de redistribución y la calidad de acceso a los servicios. (Nancy Dueñas)

Autor: JUAN JOSÉ GARRIDO
juan.garrido@peru21.com

Dejó los hábitos para dedicarse a la política y encontró en Cajamarca su bastión para difundir sus ideas. Marco Arana sabe que su peso político descansa en la inscripción de su partido, Tierra y Dignidad, y busca su propio espacio para los comicios del 2016.

¿Cómo ve el actual escenario político?
Preocupa la integridad de las instituciones, un tema recurrente, pero que, además, tiene que ver con debilidades o ambigüedades del propio Ejecutivo. Me preocupa también la posible tendencia autoritaria en el manejo de los conflictos sociales con la designación de (Daniel) Urresti y la pérdida del control civil en un ministerio tan importante (Interior). Me preocupan, además, estos niveles de fragmentación política que hay en el actual proceso electoral, que expresa la falta de articulación entre movimientos nacionales, una visión internacional del desarrollo, una visión nacional y una visión local y regional.

Hace poco le pregunté a James Robinson por nuestra institucionalidad y me dijo que la mejora en la calidad institucional es algo que tiene que hacerse desde la clase política. La pregunta es: ¿cómo logramos un consenso en una partidocracia tan fragmentada?
Además, hay una debilidad muy fuerte de credibilidad en el funcionamiento de las instituciones y de toda la clase política. Frente a eso, creo que tenemos que fijar etapas y estrategias diferenciadas. Hay algunas de corto plazo. Por ejemplo, en el corto plazo hay que ponerse de acuerdo qué hacemos para que la economía no entre en recesión.

Cuando la mayoría de economistas responde acerca de las razones de la desaceleración, surgen dos grandes temas: excesiva regulación, cosa que el mismo gobierno reconoce y por eso están desregulando ahora; y la disminución en las exportaciones, que tiene que ver justamente con una actividad minera en franca caída en los últimos años. ¿No siente usted algún tipo de responsabilidad en eso?
No, tanto el Banco Mundial como el FMI venían advirtiendo que las economías primario-exportadoras con exportaciones y balanza comercial fuertemente relacionadas con la exportación de minerales iban a sufrir y tener problemas. Hace años que se conocía que podía haber una desaceleración de la economía china.

¿Usted cree que la desaceleración es producto de un modelo primario-exportador?
Creo que fundamentalmente es fruto de un modelo primario-exportador, fruto de una falta de política de diversificación económica, fruto de no haber levantado y mejorado la productividad sobre la base, por ejemplo, de políticas agresivas en materia de educación, de salud.

La productividad de hoy día es mucho mejor de lo que era hace diez años y muchísimo mejor de lo que era hace veinte años, y el ratio de exportaciones tradicionales contra no tradicionales hoy día es mucho menor del que era en 1980. Éramos, entonces, más dependientes de la minería tradicional de lo que somos el día de hoy.
No, lo que acontece es que yo creo que estamos ante un proceso de crecimiento desigual.

¿Qué tiene que ver eso con el modelo de desarrollo?
Lo que estamos teniendo es lo siguiente: si hablamos del promedio de competitividad, este puede ser más alto, pero miremos para qué sectores. Miremos cómo vamos en competitividad en desarrollo rural. El sector rural, si bien es cierto ha mejorado, sigue siendo la última rueda del coche en el país. Ha crecido la agroexportación y estamos intentando hacer algo sobre la base de la pequeña economía rural, pero sin los suficientes instrumentos ni la velocidad que se requiere. Por ejemplo, podríamos haber avanzado en los últimos veinte años en tecnificación del riego, podríamos haber mejorado en educación en el país, podríamos haber mejorado en infraestructura, pero habríamos podido mejorar sustantivamente y lo que se ha hecho son cosas muy tímidas.

Según Richard Webb, entre 1990 y 2010 los ingresos promedio de las zonas rurales han crecido casi siete veces frente al crecimiento de ingresos en zonas urbanas. ¿No va eso a contrapelo de lo que usted cree?
No, depende de cómo estemos midiendo. Si medimos el tema en términos de ingreso monetario, efectivamente sí. Alan García lo medía en términos de cuántos teléfonos celulares tiene la población para salir de la pobreza. Esa es una manera de mirar al país que no se condice con el enorme malestar que hay.

Bueno, tener deseos y necesidades de mejor calidad de vida es humano… ¿no cree?
Sí, pero no es la variable siempre. Yo viajo mucho por el interior del país y uno observa que los niveles de infraestructura escolar, los salarios de los maestros, los niveles de nutrición escolar, los ingresos de los padres de familia, siguen siendo problemáticos al extremo. No digo que no haya habido mejoras, pero mantenemos los problemas estructurales de pobreza, de falta de redistribución y de calidad de acceso de servicios.

Según el Banco Mundial y el INEI, entre el 2002 y el 2013 la pobreza se redujo de 54% al 23%. ¿Son cifras reales o son una ficción?
Yo creo que hay un maquillaje de cifras importantes. Creo que el Banco Mundial necesita probarse a sí mismo que en el Perú sus políticas han sido exitosas cuando varias de sus políticas francamente resultan desastrosas para poblaciones como la nuestra.

¿Por ejemplo?
Por ejemplo, en materia de devastación ecológica, el Banco Mundial tiene inversiones sin las salvaguardas adecuadas; recordemos que venía colocando inversiones en el sector privado extractivo desde inicio de los 90 y recién definió su política de salvaguardas pasado 2002-2003. Yo creo que el BM, como todo banco, y eso no es una animadversión, busca hacer caja y va a hacer lo necesario para justificar la bondad de sus inversiones.

Cuando uno mira el movimiento de los indicadores regionales, una de las regiones que más sobresale es Cajamarca, de donde usted proviene, y donde la pobreza se ha mantenido entre 50% y 55%, mientras ha disminuido a menos de la mitad en otras regiones. ¿Cuál es la respuesta para usted de eso?
Se han conjugado diversas cifras. En primer lugar, no hay que olvidar que Cajamarca tiene una estructura demográfica y económica centrada en las actividades agropecuarias. En términos de ingresos macrorregionales y de ingresos macroeconómicos, ha sido la minería en los últimos veinte años, pero no nos olvidemos que la mayor fuente de trabajo de la población de Cajamarca ha sido la pequeña y mediana agricultura, sobre la cual se ha hecho muy poco.

Actividad que es de subsistencia, ¿no?
Pero no nos olvidemos de que la canasta de consumo de la región está básicamente solventada por ese tipo de actividad agrícola agropecuaria. No nos olvidemos que Cajamarca sigue siendo la primera productora de carne del país, la cuarta o tercera productora de productos lácteos del país y que la leche se sigue pagando a S/.1 por litro.

El último dato que vi de ingreso de leche de Cajamarca estaba cercano a los US$60-70 millones anuales, mientras que la minería produce más de US$1,000 millones.
Claro, el problema es que yo creo que hay que mirar las actividades no solamente en su capacidad de ingreso actual, sino también en su capacidad de poder garantizar sostenibilidad de desarrollo a futuro. No desconozco, y nunca lo he hecho, ni a nivel país ni a nivel región, la importancia que la minería tiene para el crecimiento y el desarrollo económico e, incluso, con políticas adecuadas para el bienestar del país.


Usted una vez me dijo que no estaba en contra de la minería y recuerdo que le pregunté cuál era el modelo de empresa minera con el que usted estaba a favor. ¿Qué empresa minera para usted hacía las cosas bien? Y me dijo que ninguna.
Le dije que ninguna y lo dije, además, porque no hay que olvidar la segunda parte de la respuesta: es que si tomábamos buenas prácticas de una y otra, eventualmente podíamos construir una suerte de modelo nuevo que era una suerte de Frankenstein que no existe.

¿Qué propondría específicamente para mejorar la calidad educativa?
Yo creo que hay varios temas: lo primero es que hay que hacer una apuesta singular por mayor inversión en el sector público y una reforma en la educación pública que debe ser sostenida en el tiempo. Eso pasa por subir los salarios, por mirar el tema de los contenidos curriculares; a mí me preocupa mucho que los contenidos curriculares en este momento no estén centrados en ampliar la cantidad de horas de enseñanza, justo porque la represión del gasto público en educación haría imposible ahorita que haya turnos de mañana y de tarde.

En el gobierno de Toledo se duplicaron los sueldos de los maestros y en el de García subieron de nuevo.
Pero es que no son solo salarios de maestros, sino infraestructuras, becas, y aun así los salarios de maestros son sumamente bajos. Pero no se trata solo de subir salarios, creo que esa sería una respuesta sindical o gremial a un problema mayor; estoy hablando de contenidos curriculares, estoy hablando de cantidad de horas lectivas, estoy hablando de infraestructura educativa, estoy hablando, en las zonas más pobres, de acceso de transporte y estoy hablando ciertamente de temas de educación, nutrición.

¿Y eso significaría pasar a qué porcentaje de gasto público?
Bueno, si uno mira el promedio de lo que hay en la región, en América Latina, significaría dos o tres por ciento en el gasto de educación y de manera sostenida.

¿Y para financiar eso qué es lo que propondría?
Me parece que, si tenemos cifras que nos muestran que tenemos pérdidas de 3% o 4% de dinero público por corrupción, tenemos que pensar en serio cómo combatir la corrupción en todos sus niveles, no solo en el nivel bajo, sino medio y alto, y recuperar parte de ese dinero. En segundo lugar, me parece que es importante que haya una mejor asignación y un gasto más eficiente. Hay regiones, como Áncash o Cajamarca mismo, donde se han malgastado recursos, y no me estoy refiriendo solo a las últimas gestiones de los gobiernos que han pasado por ahí, sino de manera estructural, en los últimos veinte años. Solucionando esto se puede mejorar el gasto.

¿Si tuviera que pedirle cuatro pilares de desarrollo, un modelo de Tierra y Libertad, para los próximos veinte años, cuáles serían?
Yo creo, y lo quiero decir en ese orden, que es muy importante trabajar en inversiones agrarias, lo que nos lleva a varios temas, nos lleva a resolver el tema de la demanda interna y seguridad alimentaria en una época en que los precios de los alimentos van al alza; segundo, creo que lo podemos hacer sobre la base de un shock de inversiones y de convocatoria y de estímulos de mercado. Creo también que, en materia de turismo, el Perú tiene un potencial grande. Creo que hay que redefinir el rol de la actividad minera, hay que seguir invirtiendo en mineras, pero creo que el marco regulatorio debe ser cambiado y discutido con todos los actores que tienen que ver en el tema y me parece que es muy importante que lo hagamos sobre la base de un proceso continuo de descentralización económica, fiscal, no solo administrativa y política.


Eso es básicamente un modelo de desarrollo de los años veinte o treinta: agricultura, minería, turismo. ¿No es un modelo obsoleto? ¿Dónde está la industria, los sectores de servicios financieros?
El conjunto de sectores que tiene que ver con industria y servicios son sectores que tienen que articularse alrededor de estos ejes. El modelo minero exportador de piedras tiene quinientos años y no le parece obsoleto a usted, no le parece obsoleto a muchos.

La agricultura como porcentaje del PBI en los países desarrollados no llega al 2%, en el Perú es cerca del 5%…
Pero estamos hablando aquí de una sinergia de sectores, no es que vamos a pretender que la agricultura va a pasar a ser el 60% de las exportaciones del Perú.

La productividad del sector agrario peruano, cuando uno la compara con la norteamericana, es de 3%…
Sí, pero hay que pensar en políticas de transición. Uno no puede pretender que por decreto, durante el mensaje de 28 de julio, el presidente va a declarar la agricultura y el turismo como las actividades que van a sustituir…

¿Si no es por decreto es por mercado?
Yo creo que son varios elementos efectivamente; tiene que haber un elemento de mercado, que tiene que ver con incentivos de mercado. Creo que podemos incentivar más políticas que tengan desarrollo industrial vinculado a estos otros sectores, como recursos provenientes de las actividades económicas que en estos momentos son importantes y generan mayor tributación en el país, y así contribuir a que se desarrollen otros sectores. Por ejemplo, en el caso de pesca, seguimos pensando en pesca en base a harina de pescado. ¿Por qué no pensamos en base a la riqueza hidrobiológica del Perú y comenzamos a ser los exportadores de buena calidad de pescado y de pescados que tienen buena cotización en el mercado?

Muchos sectores que apoyaron el ingreso de Ollanta Humala al gobierno se siente traicionados por el giro del modelo. ¿Ustedes también sienten que el mandatario traicionó a sus electores?
Yo creo que Humala traicionó a sus electores, yo no me siento traicionado. Tuve discrepancias con Humala por la ambigüedad de sus declaraciones en la campaña. Nosotros en realidad no lo apoyamos para la primera vuelta, lo apoyamos para la segunda frente a la amenaza del regreso de fujimorismo, que nos pareció un daño mayor, pero fuimos muy críticos. En primer lugar, cuestionamos esta demagogia clara y absolutamente irresponsable de ofrecerle al país cambios sobre la base de una institucionalidad que él mismo no había desarrollado ni había construido, sino que, en la práctica, descansa sobre la base del partido unifamiliar y personal.


MIRANDO EL 2016
Tierra y Libertad evidentemente apunta ser gobierno. ¿Van a participar en las elecciones del 2016?
Sí, nosotros queremos participar en las elecciones del 2016 y entendemos que el proceso de construcción de una representación política no cae del cielo ni se hace de la noche a la mañana. Queremos tomar ese desafío como algo serio y eso significa, por ejemplo, construir una institucionalidad, que no es fácil en el país; significa construir un proceso de diálogo y de debate político tanto al interior de Tierra y Libertad como con fuerzas políticas aliadas y con la ciudadanía, que nos ayude a que se haga de conocimiento público una visión programática de país.

En el hipotético caso de que llegara a ganar las elecciones generales en el 2016, ¿quién sería su ministro de Economía?
Bueno, todavía no se ha presentado una circunstancia como esa. Es prematuro hablarlo.

Pero ¿con quién le gustaría trabajar?
Uno podría hablar de gente como Pedro Francke, pero me parece que tenemos que hablar de equipos de trabajo.


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