Ariel Segal, Opina.21
arielsegal@hotmail.com
Estados Unidos considera su punto de partida de la independencia al llamado ‘Motín del Té’ cuando, el 16 de diciembre de 1773, colonos norteamericanos lanzaron por la borda en el puerto de Boston cargamentos de ese producto, como un acto de protesta contra los impuestos de la corona británica.
En 2009, un grupo de miembros del Partido Republicano (GOP) descontentos con la ley de estabilización económica de Bush ante la crisis financiera, y luego, con las políticas de Obama, fundaron una facción a la cual llamaron Tea Party, antiestatista, fundamentalista cristiana y obsesionada con entorpecer cualquier negociación de su partido con el nuevo presidente. El nombre de este grupo hace una referencia nada sutil a su visión del gobierno de Obama como antipatriota, por no decir ilegítimo. En 2010, muchos miembros del Tea Party obtuvieron puestos en el Congreso y el Senado, desplazando a republicanos moderados, y en dos años demostraron que poco les interesaban los padecimientos de las clases menos pudientes del país, de las minorías, y que consideran pecaminosos temas que hoy dejaron de ser tabú en muchos países occidentales, como el aborto, el matrimonio gay, la investigación de células madre, etc.
Obama, quien se juramenta en dos días como presidente, fue reelecto porque ha sido un presidente prudente, que cumplió sus promesas más importantes (quedan en el tintero algunas) pero, sobre todo, porque los republicanos moderados están ‘secuestrados’ por los extremistas ‘del té’, que desconectan al GOP de minorías importantes, como los más de 90% de afroamericanos, los más de 70% de latinos, que junto a la mayoría de blancos liberales del país hacían imposible a cualquier candidato republicano ganar las elecciones presidenciales.
¡El GOP necesita un motín, no de té, sino contra el ‘Té’!
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