Juan José Garrido,La opinión del director
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Y si de mediciones se trata, nada como aquella relacionada al crecimiento y desarrollo de los países. Gracias a la disponibilidad de data (y a falta de ella, al progreso en los métodos de cálculo), podemos identificar los niveles de relación entre diversas variables, así como la causalidad de las mismas.
Desde el año 2003, el Banco Mundial mide la facilidad para hacer negocios en 189 economías, basándose principalmente en las ideas de un peruano: Hernando de Soto. A partir de los estudios que devendrían en “El otro sendero”, la idea del índice es medir los obstáculos (legales, regulatorios y económicos, entre otros) que enfrentan las empresas al empezar un negocio. Nada más concreto si deseas medir la facilidad para generar riqueza en determinado país.
En nuestro caso, sería difícil encontrar un indicador que explique en mejor medida las razones detrás de nuestro crecimiento. Si revisamos la data desde el 2004, podremos apreciar el impacto que ha tenido en nuestra economía reducir el número de procedimientos y días para abrir un negocio (de 10 a 5, y de 98 días a 25 días), el costo como ratio del ingreso promedio (de 39,4% a 10,1%), además de las facilidades para registrar propiedades, obtener un crédito, cumplir un contrato, entre otras variables cruciales al emprender un negocio.
Dicho esto, la clave de las mejoras son las reformas. Lamentablemente, es en ello en lo que estamos estancados, y por ello estamos retrocediendo en la clasificación general. La buena noticia es que nunca es tarde para empezar. Contamos con el conocimiento, los recursos y los tecnócratas necesarios; no obstante, es crucial el liderazgo del mandatari@. Aguardamos señales claras para lograr el sueño del crecimiento con inclusión.
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