Gonzalo Torres,Actor
Autor: Gonzalo Pajares
gpajares@peru21.com
Gonzalo Torres es un ejecutivo que busca trabajo en El método Grönholm, la punzante comedia que se presenta en el teatro Pirandello (Petit Thouars cuadra 10, Lima) y que critica, precisamente, los métodos de selección de personal de algunas corporaciones. Entradas: Teleticket.
¿Has buscado trabajo muchas veces?
(Ríe). No he buscado chamba tanto como otras personas. Como mi espectro laboral ha sido amplio, nunca me ha faltado qué hacer ni sitios dónde estar conectado.
Eres publicista…
Sí, pero con esa carrera puedo decir lo mismo que digo sobre la religión: “Soy católico pero no practicante” (risas). Me encanta comunicar, ya sea a través del teatro, de la televisión, de la radio, de la escritura, de la publicidad.
¿Cómo afrontaste tus pocas entrevistas de trabajo?
Me sentía nervioso, incompetente, poco calificado, con la autoestima bajísima, pues muchos entrevistadores tienen por costumbre maletear tu chamba. Entonces, uno cuestiona su profesionalismo. Y también he tenido entrevistas enigmáticas, aquellas en las que no sabía si había quedado bien o la había malogrado… Esas son las peores.
Es bastante fregado buscar trabajo…
Por supuesto, y ahora más: el mercado laboral se ha ampliado y se ha vuelto más exigente. Hay mucha gente con las mismas habilidades, y lo que te diferencia son los pequeños detalles.
Pero sí has hecho tareas que no te gustaban…
Sí, muchas veces. Una vez me disfracé de querubín: tenía rulos postizos y media tetilla al aire, un arpa, y tenía que caminar en medio de un pasillo frente a cien ejecutivos importantes… y fue ayer (risas).
A la vuelta de la esquina, tu programa en Plus TV, ha ampliado su territorio…
El programa tiene ocho años y, obviamente, Lima se nos fue reduciendo… aunque siempre se puede volver a tocar algunos temas: Lima es una ciudad viva y sus espacios van cambiando. Pero, es verdad, nunca me imaginé tener un programa con tantos años de duración. Y, bueno, salimos a Arequipa, Trujillo y, ahora, Cusco. Yo, como limeño, puedo hablar de mi ciudad, pero, para hablar del Cusco, primero tengo que conectarme con su gente.
Es un programa bien informado, bien documentado…
He tenido la suerte de contar con profesionales muy competentes, gente como Henri Mitrani, Juan Luis Orrego, Martín Monsalve, y yo también he aportado algo por mi propio interés en Lima. La historia es una aventura que me apasiona, y eso se nota en el programa.
La gente viene al teatro, la gente ve A la vuelta de la esquina; entonces, no es verdad que solo le guste lo chabacano…
Es verdad. Todo tema puede llegar a la gente, solo hay que hacerlo bien. Nada es aburrido per se, todo puede ser adaptado de tal manera que guste… sin hacerlo chabacano. El tema está en no caer en el facilismo, hacerlo bien sin banalizarlo. Por eso, nosotros nos propusimos hacer un programa sobre historia muy riguroso con el dato pero, a la vez, divertido. No es un programa de humor, pero te jala una sonrisita.
Y también has jalado sonrisitas en _Asu mare_…
Carlos Alcántara es mi compañero, mi pata, cómo no colaborar con él. ¿Se conoce al protagonista y no al director de la cinta? Bueno, Ricardo Maldonado proviene de la publicidad, pero eso no invalida su trabajo: muchos buenos directores de Hollywood salieron de la publicidad.
¿No sientes que la cinta es un comercial de dos horas?
Yo juzgo a la cinta en sus propios términos: es divertida, tiene sus fallas, pero ha hecho más de tres millones de espectadores, y eso es un mérito aquí y en cualquier parte. La gente ha encontrado en ella algo con qué identificarse. Además, el trabajo de márketing que hicieron fue impresionante, algo que no se vio antes, y todo esto ayudó al éxito de la película.
Quizás el éxito de público de Cementerio General tenga algo que ver con _Asu mare_…
Eso quiere decir que, en el Perú, la gente se quiere cagar de risa y se quiere cagar de miedo (risas).
Haces radio…
Hace ocho años conduzco Mañana maldita en Planeta (107.7 FM). La radio tiene sus propios retos creativos: como la gente no te ve, es muy difícil enganchar con ella. A través de la palabra tienes que hacer que ella construya todo un universo. La radio es hacer que la gente vea, imagine…
¿Ves a Johanna San Miguel en Esto es guerra?
No, la verdad, no. No me gustan ni Combate ni Esto es guerra, por más que tenga allí a algunos amigos como Gian Piero Díaz, Renzo Schuller y Johanna San Miguel. No son mi onda, no son mi estilo, no me identifico con ellos. Quizás sea demasiado viejo para apreciarlos.
Si te convocaran a conducir un programa así, ¿qué dirías?
Chamba es chamba… pero no me sentiría a gusto. Preferiría que me llamaran a Quien quiere ser millonario. Soy más un Guido Lombardi que una Johanna San Miguel (risas).
AUTOFICHA
- En la TV, Pataclaun duró dos años; Carita de atún, igual, pero A la vuelta de la esquina ya tiene ocho años: es mi experiencia televisiva más importante.
- Como jefe soy permisivo, muy apapachador, y así no funcionan las cosas. La gente me da pena y termino haciendo su trabajo (ríe).
- La radio tiene sus propios retos creativos: como la gente no te ve, es difícil engancharla. A través de la palabra tienes que hacer que ella construya un universo.
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