Roberto Lerner,Espacio de crianza
http://blogs.educared.org/espaciodecrianza/
Cuando uno escucha a muchos padres de familia, la famosa canción de Louis Amstrong Qué mundo maravilloso parece una broma. Y uno puede preguntarse ¿en qué momento dejó de serlo?, ¿cuándo se convirtió en un mundo inhóspito, amenazante, en extremo peligroso y lleno de finales tristes y dramáticos?, ¿cómo es que comenzamos a vivir al estilo de bomberos o médicos de emergencias? ¿Por qué nuestras palabras acerca de la vida tienen tanto en común con las que usan los profetas del fin del mundo?
Las cifras no sustentan el pesimismo profesional ni el catastrofismo nostradámico de los que crían. ¡Para nada! No ha habido ninguna época en la que haya sido más seguro ser niño que la actual. De las 350 muertes antes de cumplir un año por cada mil nacidos vivos, que fue la norma durante buena parte de la historia, hemos pasado a menos de 20 en casi todo el mundo, salvo África, donde el promedio es 50.
Y si vamos a riesgos como morir ahogado antes de los 5 —25 en 1 millón—, ser atropellado antes de los 15 —4 en 1 millón—, sufrir un accidente antes de los 14 —63 en 1 millón—, ser asesinado entre los 9 y 12 años —4 en un millón—, ser secuestrado —3,800 en un millón, la mayor parte de los casos por familiares o padres que se disputan la tenencia—, las cifras son modestas.
Me puse a preguntar a padres, de diferentes edades y condiciones, a partir de qué año comenzaron a sentir que las cosas ya no eran como antes, “como en mi época”, cuándo el mundo se volvió mortal. ¡Eureka! En casi todos los casos, cuando ellos se convirtieron en padres, independientemente de la época. ¡Serlo, el trato de los medios a las tragedias y las redes sociales alteran radicalmente el lente con el que uno mira las cosas!
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