22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

Lo que conocemos de nosotros es apenas el 10%; lo que no está en la conciencia llega al 90% y es el inconsciente. Allí están los deseos, instintos y recuerdos que el humano reprime por resultarles inaceptables por razones de orden moral.

Carmen González,Opina.21
c.gonzalez@ceprovi.org

Son fuerzas que nos llevan a hacer lo contrario a lo que deseamos. Lo percibimos cuando, por ej., no sabemos por qué aun deseando llegar temprano al trabajo, no podemos hacerlo o decidimos hacer cambios en nuestra vida y nada… También cuando nos asaltan miedos a fracasar sin razones aparentes. Este inconsciente está vinculado a vivencias y sentimientos tempranos que han dejado huella en el alma, pero de la cual no hay recuerdo. Es como si dentro tuviéramos a un niño pequeño que vive y siente como en su infancia: siente rencores, revanchas, cobranzas pendientes de amor no recibido, penas hondas, rabias infinitas, envidias, desolación y todo en grado superlativo. Y a su vez, este niño elige situaciones, personas, circunstancias en el presente para poder descargar lo que lleva dentro. Por ejemplo, si fue abandonado, quizás busque una pareja que lo deje; o del puro miedo a ser abandonado, sea él quien abandone. Detectar aquellas situaciones, en las que nuestros miedos e inseguridades inconscientes estén entrando en juego, es liberador.


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