En general, el equipo de gobierno está ligado al sector empresarial y a los negocios. La lista es larga. No la citaremos aquí porque nadie quiere un pogromo (linchamiento multitudinario) como durante el estalinismo y otras épocas contra los judíos. Los entusiastas con el régimen de Kuczynski esperaban que esa mentalidad dinámica se transmitiera al manejo del elefantiásico Estado que tenemos. Pero el gobierno defrauda a sus adláteres.
Ejemplos sobran. El más reciente, la Reconstrucción con Cambios (este término está de más). Se informó que se utilizará el mecanismo de Obras por Terrenos para las empresas que trabajen en la descolmatación y limpieza de cauces, adjudicándoseles lo ganado al río. Así lo afirmó el director de la Reconstrucción y el premier lo anunció a la prensa.
Sin embargo, al Congreso llegará un proyecto que permite a las empresas acceder a todo tipo de terrenos que el Estado tenga disponibles. Su fin no es agrícola, ahora va desde la industria hasta habilitaciones urbanas. Ojo, no es el fujimorismo la mano que mece esta cuna, sino el Ejecutivo.
Igual ocurrió y ocurre con el aeropuerto de Chinchero, adjudicado en 2014. Contraloría observó la golosa tasa de interés sin tope. El gobierno de Humala lo paró. El entrante nada dijo sobre las irregularidades del contrato. ¿Pago al favor electoral? Quedará en la ‘petit histoire’. En la empresa privada esto se ventila, se conoce si se recibe el proyecto parado, quebrado, etc. Pero este régimen calló. Hace unos meses sacó una adenda que fue criticada por todos. Nuevamente el fujimorismo no es el flautista de Hamelín.
Faltó transparencia en la adenda de Chinchero. Otra vez, no se trata de pogromos, pero información no desmentida nos dice que en junio de 2016, antes de ser viceministra de Economía, la destacada profesional trabajó para un estudio jurídico y realizó, a solicitud de Kuntur Wasi, un informe favorable para la firma de la adenda. Ya en el ministerio emitió otro informe también favorable.
Asimismo, personas vinculadas al Ejecutivo y cercanas a la empresa impulsaron la desafortunada rúbrica. La hermana del premier trabajaba en Kuntur Wasi; luego de las críticas renunció. La honestidad de estas personas no está cuestionada, lamentablemente quedan dudas. El presidente les dijo a los críticos: “Cállense la boca, déjennos trabajar”. También mostró, pizarra en mano, el ahorro obtenido con la firma de la adenda.
Ahora el gobierno anuncia que cancela el contrato porque no hay consenso, algo que era grito unánime hace un tiempo y que llevó a la interpelación del ministro de Transportes. En esta ocasión la “bruja Maruja” es la Contraloría.
El gobierno nunca se equivoca. Es conveniente para todos, incluido el régimen, que aprenda de sus errores. Mal jugado.
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