22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

Quienes se divirtieron con este juego recordarán que era veloz, quien pestañeaba caía, y muchas veces podía ser violento, cuando el pelotazo caía con fuerza y la ‘muerte’ era imposible de evitar. Así será, desafortunadamente, el caso Lava Jato, que empieza a sacudir con estruendo a nuestro país. Algunos dicen que la corrupción Fujimori-Montesinos es menor frente a este megacaso porque abarca a tres gobiernos y puede alcanzar al actual. El tiempo lo dirá.

Posiblemente, las declaraciones del presidente sobre Odebrecht fueron bien intencionadas. Sin embargo, cometió un grave error al afirmar que “no todo lo que ha hecho Odebrecht en el Perú es corrupto”. Fatal. La lucha anticorrupción es vistosa y da réditos políticos. Pero para que sea creíble, hay que ponerla en práctica. Sin ser pesimistas, vemos mucha desorientación. Lo dicho por el presidente del Poder Judicial también alarma. Seguramente, ante la desesperación por tener un presupuesto reducido afirmó: “Si el señor gobierno no me da el apoyo, tocaré las puertas del sector privado”.

Insólito. Sería útil que mencione en qué empresas está pensando. Ojalá no estén vinculadas a la corrupción.

Con acierto, letrados respaldan el allanamiento de las oficinas de Odebrecht, OAS, Camargo Correa, las “Lava Jato”, como ocurrió ya en Ecuador, Colombia y Panamá. El Perú no lo considera necesario. Desconcertante. Tampoco el gobierno quiere ejecutar el contrato con Odebrecht en el Gasoducto Sur, ni lo evalúa.

Nadie duda de la honestidad de Julia Príncipe, presidenta del Consejo de Defensa Jurídica del Estado. Aunque su decisión, avalada por la ministra de Justicia, de nombrar procurador anticorrupción a Amado Enco es altamente cuestionable. Este fue procurador de la Municipalidad de Lima en la gestión de Susana Villarán, en la que hubo contratos a ritmo de samba que son controvertidos. O Enco no vio, o se tapó los ojos. Su primera acción anticorrupción fue denunciar al oficial mayor del Congreso por el temilla de las computadoras. Un vigor inusitado para un “no caso”. A sugerencia de la Contraloría, se dejaron de comprar las computadoras.

Lava Jato ha movido coimas a raudales, pero Enco decidió perseguir tortugas con ímpetu. La suspicacia es inevitable y se aúna a la polarización política de ese régimen municipal. Ni modo, el procurador está cuestionado por un sector de la población.

Las ácidas críticas intercambiadas entre Príncipe y la congresista Yeni Vilcatoma aderezan este escándalo de corrupción cuyo capítulo ‘nacionalista’ aparece perfectamente esbozado en las agendas de Nadine Heredia. Su socio Martín Belaunde, pieza clave en la corruptela humalista, está hace ocho meses en una clínica local sin que al INPE o al Ministerio de Justicia se le altere un pelo. Su enfermedad es una estafa. Cosas del Orinoco.

Para bien o para mal, el fujimorismo está en el balcón. El ‘matagente’ será bastante más violento que en nuestra infancia.


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