Es difícil detectar cuál es el núcleo sólido del odio al fujimorismo por parte de un sector de nuestro país. Quienes lo han padecido y son medianamente racionales no lo sienten tan vibrante ni tan potente. ‘Peinando’ los posibles basamentos, resulta bastante evidente que el antifujimorismo –su antípoda– vende enormemente. Sobre todo se benefician quienes hacen política. Les procura presencia mediática para seguir con la letanía tonta de que arruinó la democracia, las instituciones, etc., y ser ciego frente al presente.
El anti considera al fujimorismo el padre, la madre, el abuelo de todos nuestros males. Desgraciadamente, ese pensamiento obtuso existe y abre un espacio político suculento, evitando ocuparse de temas sustanciales para nuestro desafortunado país. Interesa más atacar al chino, a la china, hipnotizar a Kenji que remediar algo tan básico como que una buena mayoría de peruanos defeca en condiciones ominosas. Diciéndolo pulcramente: no tienen desagüe, menos rellenos sanitarios y viven inmersos, a su pesar, en la basura.
Viene la reconstrucción y el gobierno, aprendiz de brujo, suelta el tema, a través del presidente, de voltear la página y empujar el carro juntos. No cabe duda de que se refiere al fujimorismo, porque esa fuerza partidaria tan despreciada y vapuleada por un sector político y mediático, incluida un ala de los ‘pepekausas’, tiene 72 votos en el Congreso. Los obtuvo por el voto popular, legítimo. Nunca olvidar que PPK ganó por 47 mil votos de ventaja; como bien dijo él, ‘raspando’.
Al intento de marear a Kenji Fujimori, quien se debate en sus dudas políticas y existenciales, se suma ahora la posible libertad de Alberto Fujimori. Sí, del ‘Chino’ tan afrentado por representantes del gobierno, incluidos el presidente y sus aliados. ¿Será un psisocial? Juzgue usted. Correrán ríos de tinta y de pixeles sobre el tema. Nos distraerán de lo esencial: cómo llevar a cabo la reconstrucción de buena parte del país. Hay departamentos donde la vida es precaria debido a las lluvias.
Las propuestas del Ejecutivo para la reconstrucción implicaban relajar controles que eviten la corrupción que han sido enmendadas, participando la Contraloría. El presidente está satisfecho, pero nos hemos unido como lo solicitó. La reconciliación no pasa por sacar a Alberto Fujimori de la cárcel –la verdad es que su salud está deteriorada, y hemos visto a robustos presos seis meses en clínica dorada– sino por coordinar, articular, trabajar para que las cosas salgan bien. Los pesos y contrapesos existen en política, es lo básico. Desoír a un sector de gran representatividad, porque si no lo castigan con no soltar al ‘Chino’, es una afrenta a quienes lo perdieron todo. Pensemos en ellos, todo será mejor.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.