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Opinión

Los adolescentes de los vertiginosos años sesenta recordarán esta contagiosa canción, entonada posteriormente por Bob Marley. Eran épocas pacatas y la letra fue de gran impacto. Aún ahora resulta inquietante. Versa sobre un hijo que pide permiso a su padre para casarse con una linda chica. Este le responde que es su hermana y que su madre no lo sabe. Encuentra otra novia, le cuenta al padre nuevamente y le dice que es su tía, pero que su abuela no lo sabe. Hastiado, el joven va donde su madre, quien le confía que su padre no es el verdadero, pero que este no lo sabe. Oh escándalo.

No sabemos qué lazo unirá al gobierno actual con el de Ollanta Humala. Solo una filiación puede explicar el tenebroso caso del procesado Martín Belaunde Lossio. Pieza clave del humalismo en las campañas electorales de 2006 y de 2011, conocedor de los íntimos vínculos económicos de la ex pareja presidencial y, según se dice, propietario de un periódico.

Sus delitos llevaron a que la justicia lo requiriera. Belaunde Lossio fugó con inusual desenvoltura, recibió ayuda variada para finalmente ser capturado y encarcelado. Una comisión congresal investigó su delinquir. La encabezó la hoy ministra de Justicia y determinó que había ‘pulido’, robado a –por lo menos– los gobiernos de Cusco y Madre de Dios. Al parecer, ya en cárcel, pactó con Humala-Heredia. Sabe dios qué acordaron. Lo cierto es que, debido a una pseudo enfermedad cardiaca, terminó en una clínica onerosa y está ahí hace nueve meses. Fina cortesía de la laxitud y benevolencia de las autoridades ‘humalistas’ y ‘pepekausas’. Ah, ya no sufre del ‘bobo’, sino de una ‘incurable’ hernia a la columna.

Aparentemente, la ministra de Justicia está atada de manos, pero ha garantizado que cada director de penal “pasará por el polígrafo” y que, gracias a los decretos de urgencia, la “corrupción en el Estado acabará”. Se pasa por alto que en Piedras Gordas 2 hay un sanatorio para cirugías menores donde Belaunde Lossio podría hacer su rehabilitación. La clínica miraflorina que hospeda al amigo de la ex pareja presidencial es, según un galeno, “rara, no hay casi pacientes”. ¿Quién la paga? Normalmente se manda al reo a hospitales públicos porque el INPE, aquel que dizque pronto será impoluto, no tiene un Cristo en sus arcas.

¿Belaunde Lossio tiene seguridad, y quién se la paga, el Estado? Tampoco se informa si existen partes policiales diarios, como ocurre con los presos que salen fuera de un penal, ni qué visitas recibe. Menos conocemos si el consejo técnico penitenciario ha autorizado su estancia en una cárcel dorada y por tanto tiempo. Si el condenado Fujimori o ‘Caracol’ estuvieran nueve meses fuera de ‘cana’, la reacción sería virulenta. La lenidad con MBL es una vergüenza y un escándalo para la democracia. ¿Y los procuradores?


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