Las lluvias disminuyen lentamente y aunque continúan en el norte del Perú, el fenómeno de El Niño está amainando. Pero nos deja un gigante: la incertidumbre en todo sentido. Luego de los picos exultantes de solidaridad, utilizados por algunos para la promoción de la autoimagen y de una unidad nacional bien ‘hipocritona’ –detrás del telón estuvieron la zancadilla y el aprovechamiento político–, vienen interrogantes serias.
¿Las familias más afectadas por las lluvias están verdaderamente siendo socorridas? Vemos una suerte de levantamiento popular por las carencias en el Bajo Piura. Comprensible, su situación es desesperante. Quien ve las imágenes se angustia, quien lo vive debe estar desmoralizado y furioso contra todo. La adversidad que padecen en esas zonas, en Huarmey y otros lugares pequeños es tremenda.
Hay refugiados en un cementerio piurano. ¿No se les puede poner carpas más alejadas al camposanto o trasladarlos? ¿Cuántos son? Las imágenes de casas provisionales para los damnificados de Chile son un buen ejemplo de lo que se debe ofrecer. Las cifras de la reestructuración están bien temperamentales. Expertos y ministros difieren entre sí. Sería conveniente dar un aproximado. Si no es posible, mejor callar y explicar el silencio. Entre 13,000 millones de dólares y 3,500 millones hay una distancia enorme.
La lluvia de millones puede traer expectativas inmensas y desilusiones del mismo tamaño. La única coincidencia entre tantas voces es que el Perú tiene dinero. Usémoslo con prudencia y sin triunfalismo. Es de esperar también que el gobierno ya tenga esbozadas las normas que solicitará al Parlamento.
Desafortunadamente, la calamidad no lo es todo en el Perú. Ha opacado –era inevitable– la corrupción que destapó el caso Lava Jato en nuestro país. Hemos escuchado declaraciones de altas autoridades señalando que Odebrecht estaría retrechera a colaborar porque se está ‘fastidiando’ a la empresa. Cosa inaudita e indignante. Aún no conocemos cuál es el acuerdo de colaboración de esta empresa y la Fiscalía.
Hoy más que nunca debemos saber a qué se comprometieron los corruptores. Recordemos que si tenemos algunas investigaciones, es porque el funcionario de Odebrecht Jorge Barata ‘colaboró’ con la justicia de EE.UU., Suiza y Brasil. Luego de la borrasca de El Niño, los ciudadanos estamos más desinformados que nunca sobre los avances y/o el estancamiento.
Allanan la vivienda del gobernador regional del Callao, y el oscuro ex asesor del humalismo Luis Favre figura en este desaguisado. A Toledo le toca cárcel, al gobernador no. Barata está preso y colabora, Favre no y no colabora. Las empresas nacionales relacionadas con la corrupción Lava Jato no tienen ningún proceso.
Mucho ruido y pocas nueces en el combate contra la corrupción. Ello, como El Niño, tendrá su costo político inevitablemente.
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