Prácticamente ya está aquí el año venidero. Por las proyecciones realistas, pinta parco y de poco movimiento económico. Hasta el más ‘naif’ sabe que la economía de un país es lo que sostiene la democracia y el bienestar de sus ciudadanos. Aquellos que viven en el mango, ajenos a esta certeza, que vayan bajando del árbol.
Deseamos vivamente que aún crezcamos 4% –como parece que será–, la confianza vaya en aumento y alcanzar una mejor ‘performance’ de crecimiento en el 2018.
Para ello se requieren toneladas y megas de tolerancia, auténtica por cierto. Nadie pone la pata, ni los más humanos pies, encima de nadie. Quien pide poco es un loco, pero, ojo, tampoco se pueden negar los votos y los pesos políticos. ‘Ubicaína’ en grandes dosis para aquellos que se sienten gigantes cuando son pigmeos.
Que el Acuerdo Nacional reverdezca y sea un espacio propicio para ver qué le conviene al Perú: carreteras, colegios, mejor salud (urgente), reducir verdaderamente la pobreza, combatir con convicción la corrupción. Objetivos nacionales que le dicen, beneficiando al conjunto de peruanos. Lástima que ayer la izquierda, que protesta tanto contra todo, se haya dividido frente al Acuerdo Nacional.
Además de un deseo para el año venidero, este es también un clamor: que políticos de cualquier pelaje se abstengan de querer ser presidentes. Todos están, desafortunadamente, pensando en ello. Y si se mueven en función del improbable sillón de Pizarro, estamos fregados, y bastante.
Es más que deseable que la prensa se aleje del quehacer político. No van juntos y cuando se inmiscuye, retrocedemos, cada uno con su estilo, a épocas aciagas. La prensa no gobierna, opina, sigue, sobre todo informa. De lo contrario, se trastoca la democracia –y de qué manera– amén de que la prensa se desprestigia.
Que el robo disminuya. La Policía hace esfuerzos, vaya que sí, pero hasta a un familiar de ministro le robaron, lo mismo a nuestro amigo Hernán Vidaurre, nada chistoso su asalto: temerario, violento y le arruinaron las fiestas.
Todos vivimos aterrados de salir a la calle, se volvió un espacio de temer. Lo de la madre de Carlos Cacho (nuestras sinceras condolencias) es emblemático de lo peligroso que se volvió vivir en nuestro país.
Nuestro presidente declaró con satisfacción que “nadie se atreverá a vacarnos por razones políticas” (ciertísimo) porque “tenemos una excelente reputación internacional”. Nuestro mayor deseo para que el caso Lava Jato no contamine el 2017 y nos paralice; sería letal. Investigaciones rápidas y justas en el Congreso y el Poder Judicial. El Estado debe ser consciente de que su participación es delicada.
Ni un golpe más a ninguna peruana. No más violaciones a niñas y niños. Los hombres del Perú tienen que plantearse ese propósito. Finalmente, que riamos más, alarga los años. Feliz 2017.
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