22.NOV Viernes, 2024
Lima
Última actualización 08:39 pm
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Opinión

La concepción de ciudad y ciudadanía que se vive en nuestra capital está permitiendo el surgimiento de nuevos usos del espacio público. Esto implica adaptarnos a una ciudad que se hace más colectiva y, ojalá, cada vez menos privada. Los vecinos empezamos a reclamar mejores formas de gestionar los espacios compartidos. Eso se refleja en iniciativas como el Ciclodía, Muévete San Borja y Renuévate con Miraflores que se mantienen vigentes.

San Isidro decidió sumarse a esta tendencia e inauguró en Miguel Dasso su Ecomarket. Los cajones de estacionamiento se convierten los domingos en puestos feriales de productos orgánicos. Por su parte, hace ya dos años, la Feria Agropecuaria Mistura funciona todos los domingos en la misma Av. Brasil en Magdalena.

Siguiendo los mismos principios, la estrategia Ocupa Tu Calle, promovida por Lima Cómo Vamos y financiada por Fundación Avina, busca recuperar espacios públicos deteriorados para convertirlos en lugares para el disfrute de los ciudadanos. Con el apoyo del Municipio de Miraflores y Vivanda, el primer “parklet” de Lima fue instalado sobre un parqueo en desuso en la Av. Benavides (cruce con Alcanfores). A la fecha, casi 18 mil personas lo han utilizado.

Recuperar la ciudad para las personas implica no solo cambios en el comportamiento ciudadano; las políticas públicas también deben transformarse. Los municipios deben ajustar sus ordenanzas, para propiciar las terrazas y disminuir el número de estacionamientos requeridos; incentivar a quienes ofrezcan parqueos de bicicleta y reglamentar la instalación de parklets u otras intervenciones similares en espacios estratégicos (como viene haciendo San Isidro, pionero en el tema). Tampoco faltan aquellos que abusan de los espacios comunes, pero también vemos cómo otros ciudadanos les hacen frente. Es justo ahí, en ese involucramiento ciudadano, en el que se nota la evolución de una ciudadanía apática a una ciudadanía exigente, empática. Ese es el ciudadano que necesitamos. Aquel al que le importa lo que ocurra en su ciudad, que vele por los suyos, pero también por los demás.

Así, poco a poco desaparecerán los absurdos letreros de “prohibido pisar el césped” cuando lo rico del césped es poder pisarlo y no solo observarlo de lejos como si fuera una pieza de museo. Reemplacemos las prohibiciones por las posibilidades, por anuncios que inviten a las personas a disfrutar: “Permitido sentarse” debería leerse en cada parque de la ciudad.


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