Esta semana se conmemoró el Día Mundial del Ambiente y en el Perú no encontraron mejor forma de celebrarlo que reduciendo los estándares de calidad del aire (ECA) para que nosotros, los ciudadanos, respiremos peor que antes. Lo irónico es que fue el Ministerio del Ambiente, la entidad que debe proteger nuestros ecosistemas y recursos, quien promovió la flexibilización. Esto resulta tan contradictorio como que una marca de leche venda productos que no tienen leche. Pura trafa.
Pero ¿qué son los ECA? Son la medida que determina el grado de elementos, sustancias o parámetros (físicos, químicos y biológicos) que NO representa un riesgo significativo para el ambiente ni para nuestra salud. La SPDA señala que la modificación de los ECA solo puede hacerse para elevar los estándares, como sí ha ocurrido con el material particulado (PM10), el parámetro de ozono y la inclusión del parámetro de mercurio, y no para reducirlos como han hecho con el estándar de dióxido de azufre (SO2), que ha pasado de 20 ug/m3 diario a 250 ug/m3. Es decir, ahora estará permitido que el aire que respiramos contenga más de 10 veces esta sustancia, que es una de las responsables del cambio climático y causante de las lluvias ácidas. De manera concreta, cuando respiras el dióxido de azufre se afectan tus mucosidades y vías respiratorias, disparando los casos de asma y accesos de tos. Piensa en esto cada vez que tu hijo o sobrino tenga problemas respiratorios.
Para lograr un ambiente sano se requiere del concurso de todos y no solo de las entidades del Estado, desde ciudadanos comprometidos con prácticas sostenibles y vigilantes hasta un sector privado involucrado en generar valor social y un impacto ambiental positivo. En esa línea es que esta misma semana se lanzó la campaña “La calidad de vida se respira”, promovida por RPP y Cálidda, ambos socios del observatorio ciudadano Lima Cómo Vamos.
Podemos estar orgullosos de que Lima posee el único sistema de buses de Latinoamérica que funciona con gas natural y, según A2G Sostenibilidad y Cambio Climático, el Metropolitano ha evitado la emisión de 70,132 toneladas de CO2. Es imperativo que nuestro país continúe migrando hacia energías limpias, como el gas natural, la eléctrica y la eólica, si queremos tener un futuro de calidad.
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