Fritz Du Bois, La opinión del director
Estamos irritados por el absurdo nivel de resguardo policial que tienen funcionarios públicos cuyos salarios y otros gastos también son cubiertos con los impuestos que todos pagamos. Nos sentimos indignados de que los vehículos oficiales no se detengan en los semáforos ni respeten los límites de velocidad y que, para colmo, no paguen sus multas de tránsito. Cuestionamos la ineficiencia de las autoridades y hasta estamos dispuestos a firmar planillones para que sean revocadas.
Uno empieza a tener la impresión de que los peruanos, tradicionalmente tan pasivos y cortesanos con los que están a cargo del Estado, finalmente van camino a un levantamiento ciudadano. El cual, en la línea de las proposiciones de los californianos, no tendría motivo alguno para ser violento o dramático. Más bien, debería de generar el impulso necesario para que, de una vez por todas, se lleven a cabo las reformas que continúan esperando, todas ellas vinculadas a la pésima administración del Estado y que son un cuello de botella que frenará nuestro crecimiento tarde o temprano.
En realidad, las deficiencias del sistema político peruano, que no cuenta con distritos electorales individuales, conspiran contra la activa participación del ciudadano. Al final del día no tenemos relación alguna con los políticos que nos están representando y estos no tienen vínculo alguno con el electorado, del cual se acuerdan solo cada cinco años. Incluso, los parlamentarios, ni bien son elegidos, pasan a formar parte del ‘establishment burocrático’ conformado, entre otros, por funcionarios, generales y magistrados quienes tienen en común el deseo de entornillarse en el cargo.
Por ello es que son tan importantes estos incipientes actos de rebeldía ciudadana para decirle a una clase política, particularmente inepta y desmotivada, que no estamos dispuestos a seguir soportándolos.
Por otro lado, en el caso de la revocatoria municipal, esta debió llevar a un debate de fondo sobre lo que realmente requiere Lima, pero, lamentablemente, hasta el momento se ha centrado únicamente en frases huecas de la farándula o en ataques hepáticos del otro lado.
Así que esperamos que en las últimas semanas se debata con seriedad lo que requiere con urgencia la capital. Desde la infraestructura de transporte, que es tan inadecuada, hasta la falta de seguridad ciudadana, estos deberían ser los temas que se estén discutiendo para que el electorado pueda emitir su voto medianamente informado.
Más aún, una ventaja de la encuesta de Datum que publicamos el viernes pasado, mostrando que la distancia entre el Sí y el No se ha acortado, es que Solidaridad ha salido del clóset, por lo que el debate en la recta final será entre la visión municipal de Castañeda Lossio y la de Villarán.
Con ello, en cualquier caso, al menos se tendrá claro cuál será el futuro de la ciudad al margen del resultado.
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