Adolfo Guevara,Opina.21
aguevara@peru21.com
Los resultados no significan nada, salvo que haya daño. En ese caso, se evalúa si se debe seguir. Si no pasa nada, sigue la fase 1, que involucra de 20 a 50 personas. Se pasa a fase 2 al comprobar la seguridad de la droga en fase 1. El estudio involucra hasta 300 ‘voluntarios’. Se pasa a fase 3 con más de 3,000 y a 4 con poblaciones grandes. Aquí surgen los problemas. Tras la Segunda Guerra Mundial, se estableció el Código de Núremberg, donde se menciona que los pacientes deben dar un consentimiento informado. En 1964 se mejoró esto con la Declaración de Helsinki. Como están las cosas, no se descarta que un grupo de pacientes tenga complicaciones a largo plazo que le ocasionen discapacidad permanente, algo que se arregla con un seguro contra esa eventualidad. Recordemos el caso de la talidomida y de los AINES selectivos cox2.
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